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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

—¿Le llamó la atención algún <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> los camiones? —preguntó D'Agosta—. ¿Un<br />

logo, por ejemplo? ¿O el nombre <strong>de</strong> la compañía?<br />

Kirtsema se quedó pensativo por un instante.<br />

—Sí—dijo por fin—. Mudanzas <strong>de</strong> precisión científica.<br />

D'Agosta observó al hombre <strong>de</strong> mediana edad con la calva ver<strong>de</strong>.<br />

—¿Está seguro?<br />

—Por completo.<br />

D'Agosta le creyó. Con su aspecto, no serviría ni remotamente como testigo, pero era<br />

buen observador. O quizá simplemente entrometido.<br />

—¿Desea añadir algo más?<br />

Volvió a mover la ver<strong>de</strong> calva.<br />

—Sí. Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> instalarse aquí ese tipo, se apagaron todas las farolas <strong>de</strong> la<br />

calle, y por lo visto nunca consiguieron arreglarlas. Siguen sin dar luz. Creo que él tuvo<br />

algo que ver con eso, aunque no me explico qué pudo pasar. Telefoneé a Con Edison para<br />

plantearle también ese problema; pero, como <strong>de</strong> costumbre, los robots sin rostro <strong>de</strong> la<br />

compañía no hicieron nada al respecto. Y eso sí, olví<strong>de</strong>se <strong>de</strong> pagar el recibo una sola vez<br />

y…<br />

—Gracias por su ayuda, señor Kirtsema —lo interrumpió D'Agosta—. Avíseme si<br />

recuerda alguna otra cosa. —Cerró el bloc, se lo guardó en el bolsillo y se dirigió hacia la<br />

puerta. Antes <strong>de</strong> salir, se <strong>de</strong>tuvo y dijo—: Ha comentado antes que le han robado varias<br />

veces. ¿Qué se han llevado? No parece que haya aquí muchas cosas <strong>de</strong> valor. —Volvió a<br />

echar un vistazo al almacén.<br />

—¡I<strong>de</strong>as, sargento! —respondió Kirtsema, alzando el mentón—. Los objetos<br />

materiales son superfluos. Pero las i<strong>de</strong>as no tienen precio. Mire alre<strong>de</strong>dor. ¿Ha visto<br />

alguna vez tantas i<strong>de</strong>as brillantes juntas?<br />

28<br />

La chimenea <strong>de</strong> ventilación número doce se alzaba como la imagen <strong>de</strong> una pesadilla<br />

sobre la entrada al túnel Lincoln <strong>de</strong> la calle Treinta y ocho, un chapitel <strong>de</strong> ladrillo y metal<br />

oxidado <strong>de</strong> sesenta metros <strong>de</strong> altura.<br />

Casi en lo alto <strong>de</strong> la chimenea, adherida como una lapa a la pared anaranjada, había<br />

una pequeña cabina <strong>de</strong> observación. Des<strong>de</strong> su privilegiada posición en la estrecha<br />

escalerilla <strong>de</strong> acceso, Pen<strong>de</strong>rgast veía la cabina a gran distancia por encima <strong>de</strong> su cabeza.<br />

La escalerilla estaba atornillada al lado <strong>de</strong> la chimenea que daba al río, y en varios puntos<br />

los tornillos se habían <strong>de</strong>sprendido. Mientras ascendía, veía a través <strong>de</strong> la rejilla <strong>de</strong> los<br />

peldaños <strong>de</strong> hierro el tráfico que entraba en el túnel treinta metros más abajo.<br />

La escalerilla quedó a la sombra cuando Pen<strong>de</strong>rgast se acercó a la base <strong>de</strong> la cabina<br />

<strong>de</strong> observación. Alzando la vista, advirtió que tenía una escotilla en el suelo provista <strong>de</strong><br />

una manivela circular, como la puerta estanca <strong>de</strong> un submarino, y marcada con las<br />

palabras AUTORIDAD PORTUARIA DE NUEVA YORK. El rugido proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la chimenea <strong>de</strong><br />

ventilación se asemejaba al ruido <strong>de</strong> un motor a reacción, y Pen<strong>de</strong>rgast tuvo que llamar<br />

varias veces a la escotilla para hacerse oír por la persona que se hallaba en la cabina.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast entró en el reducido espacio y se arregló el traje mientras el ocupante <strong>de</strong><br />

la cabina —un fibroso <strong>de</strong> corta estatura vestido con una camisa <strong>de</strong> cuadros y un mono—<br />

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