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ACTAS DEL CONGRESO CNLSE SOBRE LA INVESTIGACIÓN<br />
DE LA LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA 2013 103<br />
2.1. Fonología<br />
Como sucede con la mayoría de los alfabetos de las lenguas orales –en los que no todas las lenguas<br />
poseen las mismas letras dentro de sus abecedarios– las lenguas de signos y, en concreto, la española<br />
y la alemana, poseen distintas letras en sus respectivos alfabetos. Aunque la mayoría de estas<br />
letras coinciden en ambas lenguas, éstas presentan ligeras variaciones en su realización. Las letras<br />
que más se diferencian en las lenguas estudiadas corresponden a sonidos o grafías propias de cada<br />
país, concretamente los siguientes sonidos: y en el español y y del alemán. Ambas<br />
lenguas de signos objeto de nuestro estudio poseen un alfabeto dactilológico unimanual.<br />
Tras nuestra investigación, corroboramos que existen, dentro de la fonología de ambas lenguas, tres<br />
parámetros de formación de los signos: los parámetros estructurales manuales, los parámetros estructurales<br />
no manuales y los signos bimanuales. Podemos afirmar además que dichos parámetros<br />
son tanto formativos como estructurales de las lenguas de signos.<br />
Los parámetros estructurales manuales –configuración, ubicación, movimiento, dirección y orientación–<br />
son comunes a ambas lenguas. Se observan, sin embargo, ligeras variaciones entre ellos. Así,<br />
en la configuración manual, por ejemplo, existen diferencias por el hecho de que los parámetros se<br />
extraen del alfabeto dactilológico. Por otro lado, la ubicación en la que se llevan a cabo los signos varía<br />
entre las 25 y 31 locaciones para la LSE y las 30 para la DGS. El espacio signante, es común a todas<br />
las lenguas de signos y, en concreto, a las lenguas objeto del estudio. En cuanto a los movimientos, se<br />
observa que se ha producido en ambas lenguas una evolución en las tres últimas décadas hacia una<br />
mayor precisión en la expresión. Si hacia 1980 se partía de una idea de movimiento poco específico,<br />
hoy en día se distingue claramente entre movimientos de realización de signos internos o externos.<br />
La LSE presentaba en un primer momento tan solo 18 configuraciones que se han ampliado con el<br />
tiempo, mientras la DGS llega a listar hasta un total de 21. Hemos observado asimismo las diferentes<br />
direcciones que puede sufrir un signo en el momento de efectuarse, en las que concluimos que<br />
son las mismas en ambas lenguas, con la salvedad de que en la DGS se presentan estas direcciones<br />
desde otro plano, además del frontal, concretamente desde el plano superior, por lo que se pasa de<br />
las 10 direcciones en la LSE a las 16 en la DGS. Por último, en lo que respecta a los parámetros estructurales<br />
manuales, hemos atendido a la orientación de la mano, concluyendo que contamos con<br />
nueve parámetros para la LSE y tan solo ocho para la DGS. En definitiva, si bien se observan algunas<br />
diferencias entre ambos sistemas, los parámetros apenas varían de una lengua a otra, funcionando<br />
ambas lenguas de manera similar (Herrero, 2008; Oviedo, 2001; Papaspyrou et al., 2008; Prillwitz,<br />
1985; Rodríguez, 1992).<br />
Las microexpresiones que adoptan tanto el rostro como el cuerpo son conocidas como parámetros<br />
estructurales no manuales; del mismo modo que sucedía con los componentes manuales, el más mínimo<br />
error al realizar estos provoca un fallo en el signo y, por ende, en el mensaje. El presente estudio<br />
demuestra la existencia de este hecho en ambas lenguas. Destacamos que más de la mitad de estos<br />
componentes no manuales vienen expresados por el rostro; de ahí que la información más sustancial<br />
la manifieste esta parte del cuerpo (Boyes Braem, 1990). Además, existen signos que se realizan