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286 LA LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA HOY<br />

como la afasia (Sandler y Lillo-Martin, 2006), y aparecen con frecuencia en la mano no-dominante.<br />

Esta última propiedad –la presencia en la mano no-dominante– está relacionada con la Condición de<br />

Dominancia [Dominance Condition] descrita originalmente para la lengua de signos americana:<br />

«si las manos de un signo bimanual no comparten la misma configuración (es decir son distintas),<br />

entonces una mano debe ser pasiva mientras la mano activa articula el movimiento y<br />

la configuración de la mano pasiva se limita a un reducido conjunto de configuraciones (…)»<br />

(Battison, 1978: 34-35).<br />

Este “reducido conjunto” coincide con el grupo de configuraciones no-marcadas. Para comprobar si<br />

esta regla fonológica se da en la LSE, miramos los signos bimanuales en los que las manos tienen<br />

distintas configuraciones. Para estos 352 signos 108 , la distribución de la configuración de la mano<br />

no-dominante se muestra en la figura 7. En este caso, de todas las configuraciones codificadas hemos<br />

agrupado varias que sólo se diferencian por pequeñas variaciones que no son distintivas en la<br />

mano pasiva. Por ejemplo, la posición del dedo pulgar en la mano dominante es significativa y puede<br />

distinguir entre signos como ALEMANIA o LIBIA, pero no en la mano pasiva: en signos como BÁSICO<br />

o PAGAR, la posición del pulgar de la mano no-dominante no cambia el significado del signo. Por lo<br />

tanto, incluimos varias configuraciones en una misma categoría.<br />

Utilizando estas categorías de configuraciones, para la gran mayoría de los signos bimanuales con<br />

distinta configuración en cada mano, la mano no-dominante asume una de las configuraciones nomarcadas:<br />

una mano plana, una mano cerrada, una mano alargada, una mano curvada, una mano<br />

abierta o una mano redonda. Una primera mirada a la categoría de “otros” (4,3 %) indica que muchos<br />

de estos signos excepcionales tienen su origen en clasificadores y muestran un alto grado de motivación<br />

visual, por ejemplo el signo CLAVAR, con la configuración I en la mano pasiva. Los clasificadores<br />

forman parte del nivel no-léxico de las lenguas de signos (Sandler y Lillo-Martin, 2006: 271) y no cumplen<br />

las reglas fonológicas. Es posible que estos signos estén en un proceso de lexicalización y que<br />

su forma se modifique para adaptarse a las restricciones fonológicas de la lengua. Otra explicación<br />

para los signos de la categoría “otros” es que en realidad pertenecen a alguno de los grupos de configuraciones<br />

no-marcadas (Figura 7) pero no hemos sabido asociar su configuración con la categoría<br />

adecuada. Sea como sea, los datos demuestran que la gran mayoría del léxico de la LSE cumple la<br />

Condición de Dominancia.<br />

En el futuro, esperamos analizar en más profundidad el léxico de la LSE codificado en la base de<br />

datos, centrándonos en otras categorías fonológicas, así como reglas fonológicas relacionadas con<br />

la estructura temporal de los signos (por ejemplo, las restricciones en los dedos seleccionados y el<br />

lugar de articulación). De esta forma, la base de datos LSE-Sign no sólo abre el camino para una nueva<br />

época en la investigación neurolingüística de la LSE, también nos permitirá entender mejor las características<br />

de la LSE con datos empíricos.<br />

108<br />

Estos signos solo incluyen las acepciones simples y por tanto su número es menor a los 471 que aparecen en<br />

la figura 4.

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