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258 LA LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA HOY<br />
la unión en los señalacasos simples con estos artículos resultan los articulares “de él, del, de<br />
la, al, a él, a la, de los de las, etc.” en cuya inteligencia y uso los sordomudos encuentran dos<br />
dificultades. La primera es, que al oír la primera vez los artículos, quedan confusos sin saber ni<br />
conocer su utilidad o necesidad. Cuando los sordomudos piden “pan” por ejemplo, en su mente<br />
forman idea de lo que solamente significa el objeto pedido, (esto es la palabra “pan”, si ya<br />
antecedentemente la entienden y no de lo que significa la expresión “pan”: el articulo “el” para<br />
ellos es una dicción totalmente inútil. La segunda dificultad consiste en la superflua precisión<br />
de deberse indicar con los artículos el género de los nombres que en algunas lenguas se denota<br />
en su terminación, y muchas veces en el discurso se indica con el adjetivo que se junta a los<br />
nombres substantivos» (Hervás y Panduro, 1795: 101, Tomo I).<br />
3.3. Orden de constituyentes variable<br />
El orden de palabras depende del objetivo, poniendo en primer lugar lo que interesa resaltar o de la<br />
estructura tópico-comentario, poniendo en primer lugar la información conocida y después la información<br />
nueva.<br />
Bickerton observa una desestructuración importante en la construcción de las emisiones protolingüísticas,<br />
por un lado por la introducción de un tópico en primer lugar, al que se modifica en segundo<br />
plano y que va seguido de una serie de palabras que nos sitúa en un estado de cosas pero que están<br />
bastante lejos de lo que sería una producción lingüística. Incluso se da el caso que, dependiendo de<br />
la lengua materna del que hable pidgin, el orden de palabras en el mismo pidgin varíe de hablante<br />
a hablante como el japonés o inglés-hawaiano. ¿Coincidiría la estructura tópico-comentario con el<br />
lenguaje mímico del siglo XIX Véanse los ejemplos de abajo extraídos de Ballesteros y Hervás y Panduro.<br />
En el primero se refleja el orden SOV (sujeto, objeto, verbo) del lenguaje mímico mientras que el<br />
segundo se muestra el orden OSV (objeto, sujeto, verbo).<br />
Según Ballesteros, es consciente del problema que implica el distinto orden sintáctico de la lengua de<br />
signos, él ha intentado desde los primeros ejercicios afianzar en la mente del alumno la estructura de<br />
la lengua oral y es el utilizado por la lengua de signos según el siguiente ejemplo:<br />
«Tiene hambre y quiere comer, no dirá yo tengo hambre, dadme pan, sino hará los signos de<br />
sus ideas en el siguiente orden: hambre, yo pan, dad. Por el ejemplo y otros mil de la misma<br />
especie, manifiesta que él no obedece más que a la impulsión secreta que nace del sentimiento<br />
de sus necesidades y que no hay para él otra relación en sus ideas» (Ballesteros, 1836: 283).<br />
Ballesteros dijo que recoge la dificultad que añade a los aprendizajes el orden sintáctico tan diferente<br />
que utilizan los alumnos sordos en la lengua de signos y cómo ayudar a ordenar sus expresiones mediante<br />
lo que será un autentico “bimodal”:<br />
«En el lenguaje mímico el complemento precede por lo regular al supuesto y al verbo, y es preciso<br />
enseñar al sordomudo a trastornar su frase para conformarla a la construcción de nuestra<br />
lengua (…) También cuidará el profesor de seguir en sus signos la construcción ordinaria del