03.02.2015 Views

18JkRAj

18JkRAj

18JkRAj

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

276 LA LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA HOY<br />

1. Introducción<br />

El estudio de una lengua precisa de una serie de herramientas, ya sean diccionarios, usuarios nativos<br />

o gramáticas descriptivas de la lengua. En el caso de la investigación psicolingüística y neurolingüística,<br />

se llevan a cabo experimentos con materiales de estímulo para averiguar cómo se procesa el<br />

lenguaje en el cerebro y qué factores afectan este procesamiento. Para descubrir la influencia de las<br />

distintas propiedades de la lengua, se seleccionan materiales de estímulo, es decir, palabras, signos<br />

o frases, con esas propiedades específicas. Por ejemplo, la investigación psicolingüística ha mostrado<br />

que es más fácil leer una palabra que empieza por una sílaba que aparece en pocas palabras (como<br />

“sau-”: sauna, sauce) que una palabra que empiece por una sílaba muy común (como “pa-”: palo, panel,<br />

patata, pavo, etc.). Para encontrar este efecto fue necesario, por un lado, crear listas de palabras<br />

con sílabas iniciales infrecuentes y, por otro, frecuentes, y contar con medidas de la frecuencia de<br />

sílabas de las palabras en español (Carreiras et al., 1993). Para las lenguas como el español, inglés o<br />

alemán, existen varios recursos con información sobre las características de las palabras de la lengua,<br />

pero para las lenguas signadas, como la LSE, hay muy poca información de este tipo.<br />

Desde nuestro centro de investigación, el BCBL (Basque Center on Cognition, Brain and Language),<br />

queremos investigar el procesamiento cerebral de la LSE, pero a la hora de diseñar experimentos nos<br />

encontramos con falta de material y datos sobre los signos. Desde luego, contamos con materiales<br />

generales y educativos muy valiosos, muchos producidos por el mismo movimiento asociativo de<br />

personas sordas y equipos de trabajo en centros educativos, pero la investigación neurolingüística<br />

precisa datos muy específicos. Volviendo al ejemplo anterior, un diccionario ordinario de español, o<br />

un libro de texto de lengua castellana, no indican la frecuencia de las sílabas de las palabras, pero<br />

una herramienta especializada como la base de datos Syllibarium (Duñabeitia et al., 2010), sí ofrece<br />

esta información. Por lo tanto, vimos la necesidad de crear una base de datos que ofreciera datos detallados<br />

relevantes sobre la lengua de signos española para la investigación neurocognitiva. La idea<br />

original de la base de datos que aquí describimos, LSE-Sign, surgió a raíz de la investigación doctoral<br />

de Eva Gutiérrez (Gutiérrez-Sigut & Carrieras, 2009). El proyecto fue financiado por el Ministerio de<br />

Educación y Ciencia, y desarrollado por el centro de investigación BCBL (Basque Center on Cognition,<br />

Brain and Language).<br />

Además de la función de herramienta para la selección de materiales de estímulo en investigación<br />

neurolingüística, la base de datos sirve para caracterizar el léxico de la LSE. Sabemos que la LSE<br />

muestra muchas propiedades comunes a otras lenguas de signos urbanos, como son el uso de clasificadores,<br />

los rasgos no-manuales, el uso del espacio para la inflexión verbal y la organización del<br />

discurso o la estructura fonológica. Algunas de estas características han sido estudiadas (Martínez<br />

Sánchez, 2000; Minguet Soto, 2000; Herrero Blanco, 2009), pero en muchos casos aceptamos lo<br />

que se ha descrito para otras lenguas de signos y lo aplicamos a la LSE sin comprobar su validez.<br />

En el caso de la fonología de LSE, contamos con valiosas descripciones de los distintos parámetros<br />

empleados (Rodríguez González, 1992; Muñoz Baell, 1999) y hasta un sistema de escritura basado en<br />

un análisis fonológico (Herrero y Alfaro, 1999; Herrero Blanco 2003). Sin embargo, no tenemos datos<br />

empíricos que confirmen (o refuten) las reglas que suponemos son válidas para la LSE, como la Condi-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!