10.04.2021 Views

EL VIENTO DE MIS VELAS--J J PICOS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El de más autoridad me mandó pasar al

puesto. El otro sonreía con un tabaquito

pegado al labio; no me quitaba ojo. Con

decirles que, en el tiempo de un pestañeo, me

hizo más guiños que un tuerto, ya se harán

ustedes cargo de los instintos del patán. Yo

balanceé, medio zalamera —¡Válgame Dios!—,

la petaca de mimbre que cargaba, acolchada

con mantitas de viaje y adornada con

cascabeles. Aunque las monedas fueran muy

bien recosidas en unos bolsillos abiertos en las

enaguas, Armengol pensó que las sonajas

disimularían algún tintineo indiscreto.

—¿Qué levas ahí? —me preguntó el cabo.

—Canciños —le respondí recatada, bajando la

voz y mirando al suelo.

—¿E de quén son?

—Da miña dona, que vai a Ingalaterra a o

funeral dunha tía de ela —mentí.

—¡Deixame ver! —me ordenó el suboficial. El

otro seguía fumando y sonriendo.

Abrí la cesta y el miliciano se encontró con los

dos animalitos, destetados hacía poco. El cabo

los sacó sin miramientos, arrancándoles

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!