10.04.2021 Views

EL VIENTO DE MIS VELAS--J J PICOS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

despellejaba y se los daba al ama Gumersinda,

que los aderezaba a modo con ajo, vinagre y

mucho pimentón; bien que pasaban por un

escabeche de liebre. Las ratas se las

vendíamos a quien podía pagarlas y con ese

dinero compraba yo mendrugos mohosos para

que don Gaspar hiciera sopas de vino agrio. Ya

se figurarán que si no teníamos pan que

llevarnos a las muelas, menos aún tendría yo

café: achicoria cuando había y, si no, el

recuerdo de la magnífica poción que tomé en

el Parrote.

Se preguntarán sus mercedes si no había mar

de sobra para no pasar penurias. Lo que del

mar llegaba se lo comían quienes podían pagar

por una bufonada italiana en aquellos días de

hambre. Los pobres, aun en tiempo de vacas

gordas, no tienen más que un chusco aliviado

con tocino, y con eso dan palmas. Para colmo,

de unto ya no quedaba en La Pescadería ni la

mancha, ni el trapo que lo envolvió, ni la

madre que lo parió. Malamente se puede

cebar un porquiño en año de cosechas

perdidas: no hay con qué y no queda quién.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!