10.04.2021 Views

EL VIENTO DE MIS VELAS--J J PICOS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

desplomó. Para entonces, otros ocupaban su

lugar. Ya les digo que no creo en ningún dios,

pero alguno vino a verme aquella noche,

porque la puerta de platea se abrió y un ujier

dio otro grito, muy distinto a los del resto:

—¡Ave María Purísima!

Los actores y el público, todos a una, cayeron

de rodillas a la voz de ¡Sin pecado concebida!,

y ocuparon sus manos en hacerse cruces y no

en ponérmelas encima. A través de la puerta

abierta nos llegaba la campanilla de un

monaguillo, heraldo de algún sacerdote que

corría con el viático. No crean que me olvidé,

pasado el tiempo, de pagar unas lamparillas

por la redención de aquel moribundo, fuera

quien fuese. Bien puedo decir hoy que me

salvó la campana.

En medio de aquel silencio piadoso, caí en la

cuenta de que me había convertido en el

primer actor de aquella función. No tengo

duda de que Setaro, que odiaba las tonadillas,

estaría satisfecho de que mi entrada en escena

perjudicara a la Díaz, con la que se llevaba a

matar. Y, a buen seguro, se estaría

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!