Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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OBRAS COMPLETAS TOMO III 107<br />
la interpretación del médico. Hemos simplifi cado ex profeso las cosas al suponer<br />
a las interioridades interrelacionadas pero funcionando separadamente; en<br />
otro lugar estudiamos la estructuración del campo transferencia-contratransferencia<br />
como una “doble” –múltiple– interioridad (<strong>Chiozza</strong>, 1970l [1968]).<br />
¿Pero el suero antidiftérico no es, por decirlo así, la “interpretación”<br />
como un producto de la “contrarresistencia” que hace el caballo para su<br />
propio uso, frente a la “transferencia” del bacilo diftérico? Esta “formulación<br />
equina” de la interpretación, convertida en sustancia medicamentosa,<br />
puede ser recetada por un médico que sólo conozca los síntomas<br />
“externos” de la difteria y aplicada exitosamente por un enfermero que ni<br />
siquiera necesita saber eso.<br />
El caballo, desde la intimidad de su interioridad, ha “formulado la interpretación”<br />
que el hombre ha sabido provocar, descubrir y aislar para su<br />
propio provecho, aun sin comprender del todo su íntimo contenido. De una<br />
manera semejante, un estudiante de una escuela elemental puede utilizar<br />
exitosamente, como si fuera una fórmula mágica, sin comprender su contenido,<br />
la fórmula 2π x r, que comunica a quien la entiende la constancia<br />
de las relaciones entre el radio y la circunferencia.<br />
Formular esa relación entre el radio y la circunferencia exige la actividad<br />
determinada (en este caso conciente) de una interioridad que, como en<br />
el caso del caballo, experimentó un proceso y formuló, y exigió el producto<br />
de la evolución de siglos en la mente del hombre. Pero análogamente a lo<br />
que ocurre con la morfi na, esta formulación puede ser utilizada exitosamente<br />
por el hombre incapaz de crearla. Cada uno de nosotros puede utilizar<br />
un teléfono, una regla de cálculo, una IBM, o “consumir” una ampolla<br />
de digital, sin comprender la teoría necesaria para su realización (tanto sea<br />
en la fábrica como en la planta vegetal) o implícita en su funcionamiento.<br />
Pensamos que el farmacólogo, acostumbrado a manejarse con “funciones”<br />
químicas cuyo “carácter” llega a conocer, es capaz de sintetizar “intuitivamente”<br />
nuevos derivados cada vez más efi caces, de una manera que se<br />
nos antoja semejante a la creación, por parte del analista, de representaciones<br />
sustitutivas cada vez más adecuadas que llamamos interpretaciones.<br />
Considerarlo así nos permite poner en duda el que la represión implícita<br />
en una prescripción medicamentosa y llamada habitualmente supresión<br />
del síntoma, sea en principio y en teoría más dañosa que la interpretación<br />
psicoanalítica, ya que siendo el efecto en cierta forma semejante, lo único<br />
que diferencia desde este punto de vista la acción farmacológica de la acción<br />
psicoanalítica es que en la primera la acción suele ser única o por lo<br />
menos estereotipada, y en esta última existe una permanente apertura del<br />
campo y una reforma continua del agente terapéutico.