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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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OBRAS COMPLETAS TOMO III 145<br />

nifi cado, de manera indirecta, en el papel del libro. Casi ex profeso, para<br />

penetrar en su sentido, hemos utilizado las palabras “signifi cado”, “signo”<br />

y “signifi cante”, en su acepción más literal. Sin embargo, este sentido ni<br />

es el habitual ni coincide exactamente con el utilizado por la lingüística<br />

moderna. En el caso de “signifi cado”, esta acepción literal se refi ere a un<br />

objeto marcado por el signifi cante, sujeto activo del verbo. Habitualmente<br />

entendemos por signifi cado el mensaje mismo, aquello que “queda” junto<br />

con el signo. Parece indudable que la vivencia que acompaña al sujeto signifi<br />

cante cuando signifi ca, es lo signifi cado en el objeto signifi cado. Esta<br />

vivencia parece ser un método, un camino, un procedimiento, que se intenta<br />

preservar del olvido guardándolo, como información, en el signo.<br />

Admitimos que el médico que atendía a Musset es el signifi cante “que<br />

elige”, que “traza”, el “signo de Musset”, para comunicar el pensamiento<br />

que acompañó a su experiencia. El objeto es así signifi cado, si no de modo<br />

directo como Pulgarcito signifi ca al bosque, de modo indirecto, a través de<br />

un “mapa” en el libro de patología. Sea de uno u otro modo, el acto de signifi<br />

car un objeto es el producto de una teoría, de una experiencia subjetiva,<br />

de un camino particular recorrido por el sujeto signifi cante sobre el objeto<br />

signifi cado. Pero, ¿qué ocurre con el propio Musset? ¿No contiene acaso<br />

él también un sujeto? ¿El movimiento en sacudidas de su cabeza no puede<br />

constituir el trazado de un signo, en cuyo caso el propio Musset sea el signifi<br />

cante como sujeto y el signifi cado como objeto? ¿No puede ser la enfermedad<br />

de Musset, y su existencia misma, lenguaje? ¿No puede ser una fantasía<br />

específi ca inconciente, un mensaje que Musset envía a Musset, o a quien<br />

se acerque a comprenderlo, y a través del cual intenta conservar, recuperar<br />

o sustituir la vivencia que acompaña al acto signifi cante? La existencia de<br />

esta actividad signifi cante inconciente, en aquello que hasta entonces fuera<br />

sólo un objeto signifi cado por el médico observador, es, sin lugar a dudas,<br />

el descubrimiento de Freud. El verdadero signo “de Musset” será aquel que<br />

contenga la descripción de la vivencia signifi cante del propio Musset. El<br />

otro, el “clásico”, debería llevar el nombre del médico que lo describió.

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