Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
192 LUIS CHIOZZA<br />
1025), podemos pensar, de acuerdo con esta formulación, que cualquier<br />
órgano, parte del cuerpo o proceso somático, es fuente de la excitación<br />
que confi gura el impulso instintivo.<br />
Recordemos la íntima vinculación del concepto que nos ocupa con el de<br />
zona histerógena, relación que ya ha sido señalada por Freud (1905d). Todo<br />
órgano o proceso, además de poseer la facultad de erogeneidad, puede ser<br />
agente de la descarga placentera tanto como objeto de la misma, de modo<br />
que cada zona crea mediante su funcionamiento o recibe (de los demás órganos<br />
o del objeto externo) cargas o potenciales energéticos, y al mismo tiempo<br />
es más o menos capaz de descargar esos potenciales en el objeto externo<br />
o en otra parte del cuerpo, constituyendo de este modo la erotización.<br />
Cuando el proceso es “algo importante”, la excitación creada invade<br />
los órganos vecinos y contribuye de esta manera con potenciales propios<br />
a la excitación general del instinto sexual. Citemos nuevamente a Freud<br />
cuando afi rma: “...la excitación sexual nace, como efecto secundario, de<br />
toda una serie de procesos internos en cuanto la intensidad de los mismos<br />
sobrepasa determinados límites cuantitativos” (Freud, 1924c, pág. 1025).<br />
En este desarrollo teórico podemos ver la base imprescindible del concepto<br />
de primacía de una determinada zona que confi gura una fase particular<br />
dentro de un proceso evolutivo. Esta primacía, que se desplaza de<br />
una a otra zona, “recorre” un camino que depende de la mayor o menor<br />
importancia relativa de las distintas funciones corporales o “yoicas” que le<br />
sirven de apoyo 39 , funciones que pueden tanto difundir su erogeneidad (por<br />
ejemplo, en el momento de su primacía) como ser erotizadas (por ejemplo,<br />
durante otras primacías).<br />
Acabamos de señalar la tesis de que cada proceso “algo importante”<br />
contribuye con potenciales propios a la excitación general del instin-<br />
39 Freud utiliza por primera vez en sus Tres ensayos para una teoría sexual (1905d)<br />
el término Trieb, cuya traducción alternativa por “instinto” o por “pulsión”<br />
nos introduce en interesantes consideraciones acerca de la sexualidad, que es<br />
objeto de nuestro interés psicoanalítico como origen de la fantasía inconciente,<br />
y las distintas funciones biológicas de la estructura orgánica, sobre las cuales<br />
esta sexualidad se apoya o “apuntala”. No podemos retomar aquí esta cuestión,<br />
cuyas vicisitudes y su fundamento pueden consultarse en Strachey (1968, págs.<br />
xxxiii y sig.) y Laplanche (1970, págs. 18 y sig.), pero la mencionamos por su<br />
estrecha relación con el tema que nos ocupa. En el artículo “La envidia como<br />
una fantasía hepática y sus relaciones con la manía y la psicopatía” [II] (<strong>Chiozza</strong>,<br />
1966a [1964]) abordamos esta problemática que retomamos más tarde (<strong>Chiozza</strong>,<br />
1970a, cap. III., apdo. 1.d; <strong>Chiozza</strong>, 1970k [1967-1969]), desde un ángulo que<br />
contiene algunos de los desarrollos realizados por Laplanche (1970).