Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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OBRAS COMPLETAS TOMO III 65<br />
sionales 13 , seres “planos”, habitando sobre la superfi cie de un mundo tridimensional,<br />
esférico, estos seres podrían recorrer este mundo ilimitadamente y<br />
lo considerarían infi nito. Mientras tanto nosotros, observadores tridimensionales,<br />
lo veríamos “cerrarse”, hacerse fi nito a través de la tercera dimensión,<br />
y podríamos calcular matemáticamente la extensión fi nita de esta superfi cie.<br />
Este cálculo matemático podría ser alcanzado por los seres planos, pero estos<br />
seres no podrían representarlo gráfi camente, y menos aún comprenderlo<br />
de una manera vivencial. Para estos seres “planos”, cuya trayectoria “recta”<br />
se traza sobre la superfi cie curva de la esfera que ellos consideran plana, la<br />
suma de los ángulos de un triángulo equilátero con un vértice en el polo y la<br />
base en el Ecuador, arrojaría la sorpresiva cifra de 270 grados, en lugar de los<br />
clásicos 180 de la geometría de Euclides. Bastaría levantar a uno de ellos “un<br />
milímetro” sobre la superfi cie y sus compañeros lo verían desaparecer de<br />
una manera inexplicable: como si fuera “raptado por un espíritu”, se habría<br />
hundido en la misteriosa tercera dimensión (Dewdney, 1984).<br />
Profundizando en este modelo podríamos agregar que si uno de estos<br />
seres planos percibe en su mundo algo que él llama, por ejemplo, América<br />
del Sur, y luego se desplaza en línea “recta” sobre la superfi cie, llegará<br />
alguna vez, esto lo vemos claramente nosotros desde la tercera dimensión,<br />
a reencontrarse nuevamente con la América del Sur. Pero él no diría que es<br />
la misma América del Sur, diría que en el espacio y el tiempo infi nitos de<br />
su mundo hay muchas Américas del Sur, separadas por distancias iguales<br />
o por intervalos de tiempo regulares. Para nosotros, tridimensionales, hay<br />
una sola América del Sur “fi nita” que se repite ilimitadamente en la percepción<br />
del sujeto y en un tiempo infi nito; para ese ser “bidimensional” es<br />
la propia América del Sur la que “se repite” infi nitamente en el espacio y<br />
el tiempo infi nitos de su mundo.<br />
Con esta metáfora se deshace la apariencia, en un primer momento absurda,<br />
de la formulación de Einstein según la cual el universo (como espacio<br />
y como tiempo) es fi nito e ilimitado. Pero la razón por la cual he mencionado<br />
aquí este modelo, tomado de la física, no es la de insistir en que lo absurdo,<br />
según nos ha enseñado Freud, suele ser la manera como se presenta a la conciencia<br />
la clave que conduce a la inteligencia de lo oculto.<br />
Hace unos años el doctor Jorge Pantolini me prestó un libro humorístico<br />
de Jack Wohl (1960), llamado The conformers. Los personajes de este<br />
libro, representados gráfi camente, eran fi guras planas y simples: cuadrados,<br />
13 Podemos introducir una variante en esta metáfora diciendo: seres de pensamiento<br />
bidimensional, seres planos “de mente”, lo cual despierta además coincidencias<br />
con la imagen europea precolombina del mundo.