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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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OBRAS COMPLETAS TOMO III 95<br />

en manifestaciones del dolor... y gracias a la acción de la herencia<br />

se habría convertido en una modifi cación directa de la inervación...<br />

Sin embargo, estos movimientos de expresión no son –al igual que<br />

los instintos– cabalmente explicados, si se los considera solamente<br />

como hábitos hereditarios. Cada hábito se basa en una causa<br />

psicológica que se vincula con uno o con varios de los principios de<br />

expresión aquí estudiados; y la misma causa que hubo engendrado<br />

primitivamente el movimiento seguirá teniendo efecto en cierta<br />

medida cuando vuelve a reproducirse... Los gestos... están siempre<br />

ligados a afectos determinados de la sensibilidad.<br />

Expondremos ahora lo esencial de nuestra tesis.<br />

Freud y Breuer, en “El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos<br />

(Comunicación preliminar)”, expresan: “Hemos de afi rmar más<br />

bien que el trauma psíquico, o su recuerdo, actúa a modo de un cuerpo<br />

extraño; que continúa ejerciendo sobre el organismo una acción efi caz y<br />

presente, por mucho tiempo que haya transcurrido desde su penetración<br />

en él” (Freud y Breuer, 1893a, págs. 26-27). Más adelante, en su Estudios<br />

sobre la histeria, Freud relata el caso de una señora para quien “la labor<br />

de reproducción... desarrolla nuevamente ante sus ojos... las escenas de la<br />

enfermedad... Cada día vive de nuevo una de tales impresiones, la llora<br />

y se consuela...”; luego, refi riéndose al mismo caso y a la derivación por<br />

reacción de los afectos retenidos, añade: “...su viva reproducción visual<br />

y sus manifestaciones afectivas coinciden exactamente con la fecha de la<br />

desgracia. De este modo, un día que la encontré llorando amargamente, le<br />

pregunté qué le ocurría y obtuve la siguiente respuesta: ‘A mí, nada. Pero<br />

en tal día como hoy fue cuando el médico nos dio a entender que no había<br />

ya esperanza ninguna. Por entonces no tuve tiempo de llorar’. Se refería<br />

a la última enfermedad de su marido, muerto hacía tres años” (Freud y<br />

Breuer, 1895d, pág. 93).<br />

Para Freud y Breuer (1893a) el llanto constituye una de las formas de<br />

derivación por reacción del afecto ligado a las “reminiscencias” por las<br />

cuales el histérico sufre, y que deben ser “desgastadas” para poder ser olvidadas<br />

de una manera normal. En los casos leves, el llanto puede sustituir<br />

a la palabra o al acto, más efi caces, en la tarea de derivar por reacción los<br />

recuerdos traumáticos que actúan como cuerpos extraños.<br />

Unos quince años después Freud (1917e [1915]) escribió “Duelo y<br />

melancolía”. Ya en la “Introducción al narcisismo” (Freud, 1914c), escrito<br />

por la misma época, se había ocupado de los objetos ideales, intrapsíquicos,<br />

capaces de recibir la transferencia de las cargas instintivas que primitivamente<br />

investían al yo. En “Duelo y melancolía”, el vínculo con estos

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