Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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128 LUIS CHIOZZA<br />
diciendo que la irritación del nervio periférico en la zona del muñón es el<br />
origen de un dolor que, como consecuencia del hábito sensorial adquirido<br />
en el pretérito, es referido a la representación mental del miembro en el<br />
esquema corporal: este miembro, ausente, duele así como presente.<br />
El autor a cuya teoría deseo referirme, partiendo de lo que ocurre en<br />
las estrellas de mar, capaces de recrear un miembro amputado, sostenía que<br />
el hombre, debido a la complejidad de su evolución, y habiendo perdido<br />
esa capacidad, conserva sin embargo una parte de ese proceso, consistente<br />
en recrear el “proyecto” de esa reconstrucción. Suponía en su teoría que la<br />
estrella de mar comienza por crear la fantasía de su miembro amputado,<br />
y que esta fantasía, en cierto modo equivalente al miembro fantasma que<br />
prolonga el muñón de un hombre, es luego “rellenada” por la carne de la<br />
estrella de mar. Si bien el hombre es capaz de rellenar la pérdida de sustancia<br />
de una herida, habría perdido en cambio, por causa de la complejidad y<br />
elevada diferenciación celular de su desarrollo, la capacidad de materializar<br />
nuevamente un miembro perdido, y su intento se detendría entonces en<br />
la primera parte de ese proceso, la creación del miembro fantasma 29 .<br />
Anotemos de paso que la palabra “fantasma” y la palabra “fantasía” poseen<br />
en su raíz, igual que en el idioma francés actual, un mismo signifi cado.<br />
Admitamos entonces que Juan Pérez no es la materia que lo constituye<br />
sino la particular forma o estructura que adquiere ese fl ujo de materia<br />
cuando transcurre a través de la situación, campo o coyuntura, que denominamos<br />
Juan Pérez. Situación que por lo general permanece durante<br />
unos setenta años, sometida a “leves” cambios denominados evolutivos, y<br />
“deja”, bajo la forma de hijos, obras y recuerdos, estructuras que reconocemos<br />
como derivadas.<br />
Si esto es válido para un ser humano completo, ¿por qué no ha de<br />
serlo igualmente para ese anillo de carne endurecida que confi gura en el<br />
lactante la hipertrofi a del píloro, y del cual se afi rma, enfáticamente, que<br />
siendo algo “orgánico” es “algo más” que una fantasía? También la materia<br />
“orgánica” que constituye ese anillo se renueva totalmente en unas<br />
pocas semanas.<br />
Digámoslo rotundamente: aquello que permanece en un trastorno “orgánico”<br />
es su confi guración, su fantasía, no su materia. Esto no signifi ca<br />
sostener que pueda cambiarse fácilmente tal confi guración.<br />
29 Cabe señalar la similitud de este planteo con la postulación contenida en<br />
Psicoanálisis de los trastornos hepáticos (<strong>Chiozza</strong>, 1970a), acerca de la<br />
existencia de dos fases, una visual-ideal y otra hepático-material, en el proceso<br />
de identifi cación.