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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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64 LUIS CHIOZZA<br />

poralidad no son características de lo inconciente –ya que lo inconciente<br />

según lo postula el mismo Freud es en sí mismo incognoscible– sino<br />

apariencias a través de las cuales lo inconciente se manifi esta en la conciencia,<br />

o características que el conocimiento de lo inconciente impone<br />

a la conciencia, tanto el proceso primario, “mágico”, como el proceso<br />

secundario, “lógico”, son modos de funcionamiento de la conciencia que<br />

intenta aprehender lo inconciente. Más aún, si los nuevos conocimientos<br />

de las ciencias y las artes, y la “familiaridad” con lo inconciente, nos<br />

hablan de un proceso de pensamiento alógico o arracional que implica<br />

el ingreso a la conciencia de un proceso primario junto al secundario,<br />

¿cómo debemos llamar a esta amalgama de procesos que ya no se rige<br />

por el tiempo cronológico ni por el espacio tradicional? ¿Puede ser considerado<br />

un simple cambio del proceso secundario? Su transformación<br />

profunda, tan profunda como sólo hubo otra semejante en toda la historia<br />

de la cultura, ¿no justifi cará el que hablemos de un proceso terciario que<br />

por ahora sólo podremos defi nir por la negativa, diciendo que es alógico,<br />

aespacial, asistemático, etcétera?<br />

Me veo forzado a pensar que sí, aunque tal afi rmación exigirá replantearse<br />

numerosos aspectos de la teoría psicoanalítica, tales como<br />

la manera de existencia de las cargas (que Freud postulaba libres en el<br />

proceso primario y ligadas en el secundario), la existencia del sistema<br />

inconciente, o la existencia de un “proceso” en el ello, los límites del yo<br />

inconciente, las maneras de ser de la conciencia, de la resistencia, o de la<br />

represión, etcétera.<br />

Abandonaremos aquí estas consideraciones cuyo estudio prolijo excedería<br />

los límites de este trabajo para proseguir desarrollando el tema<br />

que nos ocupa; sólo diremos que una hipótesis semejante, que atañe a las<br />

relaciones entre la conciencia y lo inconciente, se articula de una manera<br />

coherente con anteriores consideraciones (<strong>Chiozza</strong>, 1970l [1968]) acerca<br />

de que carga, afecto y representación constituyen una misma unidad esencial<br />

que se manifi esta bajo diferentes apariencias cuando se la contempla<br />

desde diferentes ángulos.<br />

Representación humorística del impacto con una<br />

dimensión intuitivamente inabordable<br />

Según una conocida analogía de la ciencia física (Lehmann, 1945; Karlson,<br />

1943) que intenta brindar una vivencia intuitiva acerca de una determinada<br />

concepción del universo cuatridimensional, si existieran seres bidimen-

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