Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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54 LUIS CHIOZZA<br />
Así la patología, la ciencia que teoriza procurando sis tematizar en conceptos<br />
discriminados el suceso que llamamos enfermedad, considera hoy<br />
como una tarea imprescindible, con miras a constituirse en fundamento<br />
de una práctica clínica más efi caz, el intento de sintetizar en un cuerpo de<br />
teoría los di versos aspectos de ese acontecimiento complejo, la enfermedad.<br />
Mientras tanto se ve simultáneamente forzada a nutrirse de da tos heterogéneos,<br />
de “hechos” y de teorías etiológicas surgidos de la experiencia<br />
orientada por un enfoque que comenzó por ser mágico-espiritualista, luego<br />
físico-químico o anátomo -fi siológico y por fi n psicológico-social.<br />
Prácticamente a partir de la fi gura gigantesca de Freud, y a pesar de<br />
las difi cultades mencionadas, fue surgiendo una nueva orientación en patología<br />
que se extendió a través de di versas escuelas sin conseguir todavía<br />
adquirir un nombre que conforme adecuadamente a sus propios cultores.<br />
Tal vez lo esen cial de la tesis que las vincula consiste en la consideración<br />
del sujeto enfermo en ese intento que constituye una nueva orienta ción en la<br />
sistematización teórica que llamamos patología. Así, más que la pretensión<br />
de abarcar el todo del hombre enfermo en un único campo, adquirimos conciencia<br />
de que ese todo indivi sible es siempre algo más que la simple suma<br />
de aquellas partes que logramos enfocar desde distintos ángulos o métodos<br />
de in vestigación. Adquirimos también una mayor conciencia de la inevitable<br />
limitación que contiene cualquier estudio que puede emprender el hombre<br />
acerca de la humana enfermedad, y esto comienza a traducirse en una mayor<br />
amplitud de enfoques des tinada a lograr una mayor efi cacia terapéutica.<br />
Desde el campo psicoanalítico por un lado, y desde la medicina clásica<br />
por el otro, han confl uido dos importantes co rrientes que contribuyen a enriquecer<br />
el nuevo enfoque de la patología, y que se han nutrido también, en<br />
mayor o menor grado, en los aportes de otras ciencias. La primera adquiere<br />
en los EE.UU. el discutido nombre de medicina psicosomática, y ha recibido<br />
la fecunda y fundamental contribución de la escue la psicoanalítica argentina.<br />
La segunda, con el nombre no me nos insatisfactorio de medicina<br />
antropológica, se desarrolló es pecialmente a partir de la escuela alemana<br />
de Heidelberg, profundamente infl uida por las ideas de Freud.<br />
La medicina psicosomática, cuyo nombre no sólo presen ta el inconveniente<br />
de perpetuar la disociación entre psiquis y soma, sino que mantiene<br />
los antiguos conceptos de cuerpo y al ma surgidos precisamente de esa<br />
disociación, constituye sin embargo el campo de conocimientos que ha<br />
aportado una mayor profundidad psicoanalítica a la nueva orientación de<br />
la patología y una mejor estudiada casuística.<br />
La medicina antropológica, cuyo nombre resulta insatis factorio en la<br />
opinión de sus propios cultores, en la medida en que desplaza el acento hacia