Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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268 LUIS CHIOZZA<br />
como señala Ortega y Gasset, emunah no es en el decir del hebreo como<br />
el logos de la verdad “A es B”, sino “así será”. Averiguar es para el hebreo<br />
profetizar a través de la invocación de la gracia concedida como revelación,<br />
pero, y esto me parece importante, como la revelación de un destino “improvisado”<br />
por un Dios que puede ser infl uido mediante la plegaria.<br />
Es cierto que el psicoanálisis, mediante su indagación en los signifi cados<br />
ocultos, nos reconcilia con el espíritu griego en su búsqueda del ser latente<br />
que debe ser descubierto. Pero existe sin embargo una importante diferencia.<br />
El psicoanálisis no se compromete en la creencia de un ser latente, unívoco,<br />
sólo se compromete en la afi rmación de su latencia. Aquí resulta pertinente<br />
recordar a Freud cuando afi rma en La interpretación de los sueños que “las<br />
ideas latentes descubiertas en el análisis no llegan nunca a un límite y tenemos<br />
que dejarlas perderse por todos lados en el tejido reticular de nuestro<br />
mundo intelectual” (Freud, 1900a [1899], pág. 539). ¿No apunta esta aseveración<br />
de Freud hacia una coincidencia con una época como la nuestra,<br />
en la cual alejamos nuestro pensamiento, de la creencia en la posibilidad de<br />
establecer el ser inmutable de una verdad independiente del hombre?<br />
Abadi, de más está decirlo, cuando nos habla del descubrimiento de la<br />
verdad contenida en la indagación que el mito simboliza, no se solidariza<br />
con esa particular concepción de la verdad que era propia del espíritu griego,<br />
ya que nos habla del esfuerzo de Edipo para develar una verdad personal.<br />
He realizado sin embargo todo este rodeo porque me interesa preguntarle<br />
si él no cree posible que esta concepción de los griegos, que continúa viva<br />
en muchos de nuestros conceptos, se haya introducido secundariamente en<br />
su pensamiento, de manera inadvertible, cuando luego de hablarnos de una<br />
“certeza fi nal inalcanzable” continúa diciendo cuál “podría llegar a ser” esta<br />
certeza, al elegir “la fundación de la propia identidad” como una privilegiada<br />
entre las otras para optar a la categoría de “fi nal”. No es que me cuestione<br />
la posibilidad de privilegiar una representación frente a las otras, sin la cual<br />
toda interpretación psicoanalítica sería imposible; lo que me cuestiono es<br />
la posibilidad de otorgar el carácter de “fi nal” a cualquiera de ellas, ya que,<br />
aunque afi rmemos que este fi nal es inalcanzable, estamos al mismo tiempo<br />
aseverando que podemos divisar cuál podría llegar a ser.<br />
Encuentro un problema semejante cuando Abadi afi rma, en uno de sus<br />
últimos párrafos, que “lo simple de la trama latente es necesariamente encubierto<br />
por la complejidad del mito manifi esto”. Yo creo que la inversa es<br />
igualmente válida; Abraham (1909), por ejemplo, en su artículo “Sueños<br />
y mitos”, afi rma precisamente lo contrario. Esto no quita, en mi opinión,<br />
carácter de verdad a lo que afi rma Abadi, pero lo relativiza en el sentido de<br />
que “lo simple de la trama latente” pasaría a ser “lo simple de una trama