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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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OBRAS COMPLETAS TOMO III 97<br />

de la visión. Arnaldo Rascovsky (1960), apoyándose en algunas formulaciones<br />

de Freud acerca del carácter “plástico” de las representaciones<br />

inconcientes, sostiene que las huellas mnémicas inconcientes son “en sí<br />

mismas” visuales. Aun sin compartir esta tesis, si pensamos en lo postulado<br />

por Freud acerca del llamado “lenguaje del órgano” cuando afi rma<br />

que “la relación del contenido con un órgano del soma llega a arrogarse<br />

la representación de dicho contenido en su totalidad” (Freud, 1915e, pág.<br />

1065), podemos suponer que la relación entre los recuerdos y las imágenes<br />

visuales es lo sufi cientemente estrecha como para que estas imágenes visuales<br />

puedan arrogarse la representación de los recuerdos.<br />

En las palabras de Freud anteriormente citadas podemos ver esta representación<br />

visual de los recuerdos cuando dice: “...desarrolla nuevamente<br />

ante sus ojos... las escenas de la enfermedad”, y más adelante añade: “...su<br />

viva reproducción visual” (Freud y Breuer, 1895d, pág. 93).<br />

Es fácil deducir entonces que si las imágenes visuales constituyen una<br />

muy adecuada representación de los recuerdos, el proceso de olvidar, no<br />

en el sentido de represión, sino especialmente en el sentido de desgastar<br />

las reminiscencias, pueda quedar adecuadamente simbolizado o actuado a<br />

través del proceso de “borrar” o disolver imágenes visuales. El duelo por<br />

estos aspectos visual-ideales, los recuerdos, constituye así un duelo primario<br />

por aquello que no se ha logrado materializar.<br />

Llegaríamos así por fi n a una idea de la lágrima que contiene lo que<br />

podemos denominar una fantasía específi ca. Constituye una interpretación<br />

de por qué determinadas fantasías, que se descargan a través de aspectos<br />

motores (derivación por reacción) y aspectos “exudativos-secretorios” (la<br />

re-solución de los “cuerpos extraños” y la entrega de la pena o “multa”),<br />

encuentran en las lágrimas y su estrecha vinculación con el ojo su representación<br />

o su “exutorio” más adecuados.<br />

La efusión de lágrimas confi gura pues una descarga motora, lo mismo<br />

que el sollozo y los lamentos o gritos que forman parte del llanto. Confi -<br />

gura además una fantasía “exudativo-secretoria” que la mancomuna con<br />

la efusión de cualquier otro líquido del organismo y a través de la cual<br />

se obtiene el des-enlace de los complejos y la ab-solución de la culpa en<br />

esta “purifi cación a través de las aguas”. Pero el aspecto que podemos<br />

considerar específi co de la efusión de lágrimas, la razón por la cual una<br />

determinada derivación se hace sobre las glándulas lagrimales, hemos de<br />

verlo básicamente relacionado con la circunstancia de la representación de<br />

los recuerdos a través de las imágenes visuales.<br />

Mediante la efusión de lágrimas el ojo “echa fuera” los “cuerpos extraños”<br />

constituidos por esas imágenes visuales displacenteras. Esto nos

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