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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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264 LUIS CHIOZZA<br />

específi co que explique el momento, la forma y la localización) entre un tumor<br />

y los acontecimientos “psíquicos” que constituyen una biografía parece casi<br />

un absurdo. Podemos sin embargo profundizar un poco más en esta cuestión.<br />

Ya que la materia que circula a través del tumor y el tumor no son<br />

la misma cosa, podemos preguntarnos cuál es la relación entre aquello<br />

que denominamos psíquico o mental y la confi guración estructural que<br />

denominamos “tumor”. Parece probable suponer que la confi guración estructural<br />

biológica, que “soporta” y “conforma” la materia de los órganos,<br />

adquiere en un momento determinado de su desarrollo evolutivo una cualidad<br />

de conocimiento acerca de sí misma y de su relación con el mundo<br />

circundante que denominamos “conciencia” y a partir de la cual defi nimos<br />

aquello que denominamos “lo psíquico”. Freud ha postulado, en cambio,<br />

la existencia de lo psíquico inconciente.<br />

No es fácil resolver la cuestión acerca de “hasta dónde” debemos extender<br />

el uso del término “psiquismo”, cuando alejándonos cada vez más<br />

de la conciencia, recorremos esta serie de confi guraciones funcionantes.<br />

Sin embargo, más allá del nombre, lo importante es que forman una<br />

serie en uno de cuyos extremos se halla la conciencia.<br />

Algunos biólogos prefi eren suponer que este “ámbito subjetivo” que<br />

denominamos “lo psíquico” continúa existiendo en lo inconciente de la<br />

vida animal y vegetal. Adolf Portmann (1954), uno de los artífi ces de la<br />

“nueva” biología, propone el nombre de “interioridad” para la totalidad del<br />

“ámbito subjetivo” no espacial que caracteriza a los seres vivos, evitando<br />

de este modo una estéril polémica alrededor del término “psiquismo”.<br />

Digamos, a modo de conclusión, que el afi rmar algún género de identidad<br />

de clase entre lo psíquico, la interioridad y la confi guración biológica<br />

que constituye la materia en los órganos, no implica un optimismo<br />

fácil acerca de la posibilidad de modifi cación de los órganos enfermos<br />

mediante la terapéutica psicoanalítica. Implica, sin embargo, una nueva<br />

apertura teórica hacia esa posibilidad. Recordemos aquí las palabras de<br />

Nietzsche que cita Watzlawick (1977): “...el que posee un porqué para<br />

vivir soporta casi cualquier cómo”.

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