Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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OBRAS COMPLETAS TOMO III 217<br />
de los modos de percepción de la conciencia. Esto es especialmente válido<br />
cuando esa realidad “objetiva”, en el sentido de que constituye un objeto<br />
de nuestro conocimiento, es inconciente.<br />
Sosteníamos en otro lugar (<strong>Chiozza</strong>, 1971b) que cuando Freud afi rmó<br />
la legitimidad de sustentar la naturaleza psíquica de lo inconciente,<br />
su intención recaía en la necesidad de deshacer una discontinuidad que<br />
provenía de identifi car unilateralmente lo inconciente con lo somático. Si<br />
las nociones de materia e historia, que forman parte de dos modos de captación<br />
del cuerpo y de la mente, derivan de las nociones de espacio y de<br />
tiempo emanadas del funcionamiento de nuestro sistema conciente (Freud,<br />
1920g), cabe afi rmar que lo inconciente confi gura un diferente aspecto de<br />
la existencia. Freud escribió en el historial de Dora: “Habrá de extrañar<br />
especialmente mi resuelta actitud en la cuestión de lo inconciente, actitud<br />
que me lleva a operar con los impulsos, ideas y representaciones inconcientes<br />
cual si fuesen objeto tan indudable de la psicología como todo lo<br />
conciente... [tal] reproche transfi ere injustifi cadamente a la teoría un carácter<br />
de la técnica. Sólo la técnica terapéutica es puramente psicológica”<br />
(Freud, 1905e [1901], pág. 653).<br />
¿Qué es lo que Freud entendía, entonces, por naturaleza psíquica de<br />
lo inconciente? Dicho en otras palabras: ¿qué es lo que quería signifi car<br />
cuando afi rmaba que lo psíquico no se limita a la conciencia? Su intención<br />
recaía en afi rmar que diferentes representaciones, que permanecían<br />
desvinculadas en la conciencia, demostraban pertenecer a una serie psíquica,<br />
a través de la recuperación de los eslabones inconcientes. Así, Freud<br />
(1916-1917 [1915-1917]) en su Lecciones introductorias al psicoanálisis,<br />
defi ne el término “sentido psicológico” por su posición dentro de una serie<br />
psicológica y por la intención del proceso psicológico considerado. Más<br />
tarde, como señaló Cesio (1974a), Freud (1940a [1938]), en su Compendio<br />
del psicoanálisis, retoma esta cuestión afi rmando que constituye la segunda<br />
hipótesis fundamental del psicoanálisis.<br />
Los procesos concientes, dice Freud, “no forman series cerradas y completas<br />
en sí mismas, de modo que sólo cabe la alternativa de admitir que<br />
existen procesos físicos o somáticos concomitantes de lo psíquico, siendo<br />
evidente que forman series más completas que las psíquicas, pues sólo algunas,<br />
pero no todas, tienen procesos paralelos concientes. Nada más natural,<br />
pues, que poner el acento, en psicología, sobre esos procesos somáticos, reconocerlos<br />
como lo esencialmente psíquico, tratar de establecer otra categoría<br />
para los procesos concientes” (Freud, 1940a [1938], pág. 1021).<br />
Cuando, siguiendo a Weizsaecker (1946-1947), decimos, entonces,<br />
que todo lo corporal posee un sentido psicológico y todo lo psíquico un