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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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288 LUIS CHIOZZA<br />

(Freud, 1923b, pág. 19). Lo prohibido en esta formulación, el coito con la<br />

madre del sujeto, incluye aparentemente la prohibición de la identifi cación<br />

completa con el padre bajo la fórmula: “Así (como el padre) no debes ser”.<br />

Se confi gura de este modo lo que Freud denomina una “doble faz del<br />

ideal del yo” (Freud, 1923b, pág. 19), que, en lo que respecta a la identifi<br />

cación, adquiere el signifi cado de dos mandatos opuestos y contradictorios:<br />

“Debes ser como tu padre” y “No debes ser como tu padre”.<br />

Si profundizamos en el estudio de la formulación de Freud, advertimos<br />

sin embargo que en realidad no se prohíbe al hijo algo que el padre<br />

puede, en cambio, realizar. Es evidente que la misma prohibición puede ser<br />

expresada también de otra manera: “Así (como el padre) debes ser, debes<br />

hacer todo lo que él hace y no hacer lo que él no hace; no debes realizar el<br />

coito con tu madre así como él no lo realiza con la suya”.<br />

También aquí lo prohibido es el incesto. También queda excluido el<br />

hijo y no su padre del coito con la madre del sujeto. Pero, en esta segunda<br />

formulación, la prohibición no comprende a la identifi cación completa con<br />

el padre. Por el contrario, en este caso precisamente una identifi cación<br />

completa con el padre refuerza la prohibición del coito incestuoso 55 .<br />

La formulación de Freud, incompleta desde el punto de vista teórico,<br />

describe sin embargo una realidad que se observa en la clínica. El niño, y<br />

por lo tanto también el neurótico 56 , interpreta que el padre puede realizar el<br />

acto que a él se le prohíbe, en la medida en que experimenta el permiso y la<br />

prohibición frente a una mujer que, desde el punto de vista de su presencia<br />

material, aparece como la misma para el padre y el hijo.<br />

La capacidad para distinguir en esa mujer dos personas distintas, dos<br />

“objetos” (“la madre” y “la esposa”) que derivan del ejercicio de funciones<br />

55 Juanito, el protagonista de uno de los historiales escritos por Freud (1909b), “conocía”<br />

esta “posición complementaria” del padre y del hijo frente a la misma mujer cuando,<br />

deseando casarse con su madre, soluciona la soledad del padre proponiéndole a él<br />

que se case con la suya, abuela de Juanito. Un conocido chiste popular revela un<br />

contenido semejante: Un padre que encuentra a su hijo en una actitud “lujuriosa”<br />

hacia su abuela paterna, se lo reprocha diciéndole: “cómo te atreves a hacer eso con<br />

mi madre”, y el niño le responde: “¿acaso tú no haces lo mismo con la mía?”.<br />

56 La califi cación de “neurótico”, usada en este punto, adquiere un carácter que no es<br />

incorrecto como adjetivo de un rasgo o mecanismo, pero sí tal vez excesivo, si lo<br />

consideramos en el sentido global que anuncia la palabra “el” que le hemos antepuesto<br />

a la manera en que solía hacer Freud. Constituye precisamente el aspecto más digno<br />

de mención en todo este desarrollo, el que la fuerza de ese modo de pensar que se<br />

nutre de las apariencias sensoriales directas y que opera en primera instancia en cada<br />

uno de nosotros, se apodere cotidianamente, al servicio de los deseos inconcientes,<br />

de aquellas conclusiones que evitamos someter a un juicio secundario cuidadoso.

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