Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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92 LUIS CHIOZZA<br />
Berenstein y Saul (1941) relatan un caso en que una joven con intensos<br />
anhelos de amor, pero incapaz de satisfacer estos deseos mediante<br />
una relación sexual normal, desarrollaba urticaria en las oportunidades<br />
en que sus anhelos eran especialmente estimulados y frustrados. Se estudiaron<br />
doce ataques, ocho de ellos en relación con sueños que terminaban<br />
en el margen de la frustración. Especialmente había un sueño repetido<br />
donde trataba de alcanzar a una persona u objeto que se le escapaba<br />
de la mano. Este sueño era seguido de llanto cuando no de urticaria. La<br />
urticaria aparecía cuando el llanto era retenido y a menudo cesaba cuando<br />
la paciente lloraba.<br />
Observaciones similares hemos leído en otro estudio sobre rinitis<br />
(Wolf, 1966). El sujeto a quien se le hablaba de situaciones penosas de<br />
su vida retenía las lágrimas, pero esto le producía un ataque de rinitis con<br />
enrojecimiento y congestión de la mucosa nasal. Esta sintomatología cedía<br />
al poco rato, cuando se cambiaba de tema.<br />
No nos hemos detenido a estudiar por qué algunos sujetos hacen una<br />
“localización” en la piel, otros en la mucosa nasal y otros en los bronquios,<br />
de este “catarro”, de este “fl uir” que confi gura específi camente una “fantasía<br />
exudativa”. Sólo queremos señalar que estas y otras “localizaciones”<br />
son “vías patológicas” de las lágrimas, que han adoptado así la forma “general”<br />
de la exudación. Podemos decir que estos órganos se han cargado<br />
de una libido específi ca “lagrimal”, indefi nida todavía, que se “suma” a su<br />
propia fantasía exudativa, excretoria o secretoria. Hay pues una patología<br />
del llanto, que aparece cuando por algún motivo no se llora, y las lágrimas,<br />
inhibidas, toman un camino vicariante 19 .<br />
19 En ocasión de la presentación de estas ideas en la sede del Centro de Investigación<br />
en Medicina Psicosomática, el doctor J. E. Nollmann se refi rió a dos casos de<br />
glaucoma “en sujetos ambos con gran difi cultad para descargar su afl icción, pena<br />
o desesperación por medio del llanto”. Citó extensamente el poema de Tennysson,<br />
El guerrero muerto, donde el contenido anteriormente mencionado en relación<br />
con la patología del ojo aparece con una claridad y belleza de expresión muy<br />
signifi cativa.<br />
Fundamentando la relación entre glaucoma y retención de lágrimas recordó<br />
además la acción “glaucomatosa” de la atropina, que inhibe también la secreción<br />
de lágrimas, y la acción disminuidora de la presión intraocular de la pilocarpina,<br />
que favorece por su parte la secreción lagrimal. Mencionó también que el<br />
bicarbonato de sodio, según se considera actualmente, desempeña un importante<br />
papel en la etiopatogenia del glaucoma al quedar retenido en el globo ocular,<br />
lo cual, en opinión de Nollmann, resulta signifi cativo en el mismo sentido,<br />
si tenemos en cuenta que el bicarbonato de sodio es uno de los componentes<br />
esenciales de las lágrimas.