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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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OBRAS COMPLETAS TOMO III 151<br />

Este fenómeno involucra tanto a la comunicación de la vergüenza a<br />

través del rubor como a la disminución del latido cardíaco que se produce<br />

como consecuencia del aumento de la presión en el seno carotídeo. Involucra<br />

también lo que ocurre entre los dos primeros blastómeros de un huevo de<br />

equinodermo, capaces de desarrollar cada uno de ellos medio embrión o un<br />

embrión completo según el otro blastómero se halle o no presente. También<br />

incluye la transformación de una semilla en un eucalipto a través de la modifi<br />

cación del mundo circundante. La comunicación de un mensaje involucra,<br />

pues, en su esencia elemental, la irradiación y la recepción de una infl uencia<br />

que emana ante la sola presencia de una confi guración dinámica que evoluciona<br />

en un campo, y que, por obra de esta capacidad de irradiar un lenguaje,<br />

de efectuar y de recibir una transferencia, constituye una interioridad.<br />

Dijimos que la discontinuidad psicosomática es un fenómeno propio<br />

de la conciencia. Teniendo en cuenta que Freud sostenía que las categorías<br />

tiempo y espacio derivan del modo de funcionamiento del sistema<br />

conciente-preconciente, podemos preguntarnos si es posible aplicar las categorías<br />

“psíquico”, “somático”, y aun “psicosomático”, a la califi cación<br />

del inconciente, o si no serán ellas mismas modos de funcionamiento del<br />

sistema conciente-preconciente. Cuando Freud enfatizó la legitimidad de<br />

sostener la naturaleza psíquica de lo inconciente, su intención recaía, sin<br />

lugar a dudas, en la necesidad de deshacer una discontinuidad que provenía<br />

de la identifi cación unilateral de lo inconciente con lo somático. Veamos<br />

por ejemplo lo que ha escrito en el historial de Dora: “Habrá de extrañar<br />

especialmente mi resuelta actitud en la cuestión de lo inconciente, actitud<br />

que me lleva a operar con los impulsos, ideas y representaciones inconcientes<br />

cual si fuesen objeto tan indudable de la psicología como todo lo<br />

conciente... [tal] reproche transfi ere injustifi cadamente a la teoría un carácter<br />

de la técnica. Sólo la técnica terapéutica es puramente psicológica”<br />

(Freud, 1905e [1901], pág. 653).<br />

Si las nociones de materia e historia, que forman parte de los modos de<br />

captación del cuerpo y de la mente, derivan de las nociones de espacio y de<br />

tiempo emanadas del funcionamiento de nuestro sistema conciente, cabe<br />

afi rmar que el inconciente confi gura un diferente ser de la existencia. Este<br />

ser es capaz de manifestarse a la conciencia como acontecimientos somáticos<br />

o psíquicos, pero las fantasías inconcientes no pueden categorizarse, en<br />

sí mismas, como un fenómeno psíquico, somático o psicosomático.<br />

Hacer conciente lo inconciente modifi ca paulatinamente el campo<br />

y los fenómenos de la conciencia, transformando la discontinuidad que<br />

se manifestaba en esa conciencia como percepción separada de psiquis y<br />

soma. Hacer conciente lo inconciente implica cada vez más la percepción

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