Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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208 LUIS CHIOZZA<br />
identifi cación que surge como consecuencia de la pérdida del objeto externo<br />
y material, elegido de una manera narcisista (Freud, 1917e [1915]).<br />
Esto equivale a una introversión hacia el objeto ideal, y a la sobrecarga de<br />
los recuerdos (Freud, 1917e [1915]) representados en el mito por la mención<br />
de su boda con Hesione.<br />
Esa situación, tal como ocurre con el niño que alucina el pecho, se<br />
vuelve cada vez más persecutoria y dolorosa por la frustración instintiva<br />
que trae aparejada, ya que la satisfacción de los instintos exige un vínculo<br />
adecuado con los objetos externos y materiales. Esa frustración adquiere<br />
en el mito una representación hepática, tal vez porque la ausencia de un<br />
vínculo adecuado con los objetos externos y materiales pasa a ser simbolizada<br />
como un défi cit en el proceso de materialización.<br />
Podríamos pensar, decíamos, que la disociación melancólica (Freud,<br />
1917e [1915]) de Prometeo, o su representante hipocondríaca, simbolizada a<br />
través del tormento hepático, traduce el proceso de identifi cación que se realiza<br />
a partir de la pérdida del objeto externo, cuando este último ha sido elegido<br />
narcisistamente. Sin embargo, parece más adecuado a la estructura del mito<br />
afi rmar que éste representa mejor su contraparte, el proceso que suele conducir<br />
hacia la pérdida del objeto externo material, debido a la existencia de un<br />
mundo interno constituido por una disociación melancólica preexistente.<br />
Prometeo no puede renunciar a sus objetos internos ideales, el fuego<br />
de los dioses que lo transforma en profeta, y esto tiende a comprometer<br />
cada vez más el vínculo con el objeto externo. Por esta razón Prometeo<br />
renuncia a Pandora, la mujer enviada por los dioses tentadores, que aquí<br />
representan al ello que procura la satisfacción genital. Esta satisfacción<br />
genital amenaza la conservación del fuego, fuente de la realización cultural<br />
que resulta de la renuncia a la satisfacción instintiva directa.<br />
Si la tensión o atracción que el superyó ejerce sobre el yo crea y equivale<br />
en magnitud a la “falta” o culpa inconciente (Freud, 1923b) –que exige y solicita<br />
la libido del yo–, el castigo, que aparece en el mito como consecuencia<br />
del robo del fuego, puede ser también considerado como la causa de este<br />
mismo robo, puesto que la debilidad del yo (Freud, 1923b) condiciona la<br />
imposibilidad de renunciar al vínculo con lo ideal, representado por el fuego<br />
que quema y tortura a Prometeo. A la vez este ideal, atrayéndolo de manera<br />
irresistible, le impide el desplazamiento de su libido hacia los objetos externos<br />
que podrían calmar el dolor de sus instintos insatisfechos.<br />
Intentaremos comprender ahora, apoyándonos nuevamente en el mito,<br />
el desenlace de esa “pasión envenenada hasta el último extremo”, que es<br />
a la vez hipocondría, melancolía y envidia coartada en su fi n, y que queda<br />
resumida en la leyenda como tormento hepático.