Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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224 LUIS CHIOZZA<br />
determinados usos del lenguaje. Por tal razón pudo Freud afi rmar, en el<br />
parágrafo citado anteriormente, que la histeria no crea los síntomas somáticos<br />
por simbolización sino que se limita a dar nueva vida a los “contenidos”<br />
corporales inconcientes específi cos de la expresión verbal correspondiente,<br />
que resulta así sustituida por el sistema que de este modo, “cuando<br />
parece representar plásticamente una palabra, restablece regularmente sólo<br />
su antiguo sentido” (Freud, 1908b, pág. 960).<br />
A estas consideraciones podemos agregar que cuando la representación<br />
de un órgano es escogida para recibir una determinada transferencia,<br />
como ocurre en la hipocondría, o más aún cuando el proceso se manifi esta<br />
en forma de una alteración corporal, como es el caso de las llamadas organoneurosis,<br />
tal representación del órgano constituye un símbolo universal<br />
de esas fantasías inconcientes. Freud, en “Lo inconsciente”, se ocupa de<br />
describir lo que denomina el “lenguaje de los órganos”, o “lenguaje hipocondríaco”,<br />
y afi rma que en estos casos “la relación del contenido con un<br />
órgano del soma llega a arrogarse la representación de tal contenido en su<br />
totalidad” (Freud, 1915e).<br />
No cabe duda de que esta “relación del contenido con un órgano de<br />
soma” va más allá del ámbito de la mera asociación entre las representaciones<br />
preconcientes, lo que constituye el tema que Freud continúa desarrollando,<br />
a partir de la frase que mencionamos. Es un desarrollo de acuerdo con las<br />
ideas contenidas en los párrafos del historial que citamos anteriormente.<br />
En la misma obra de Freud encontramos los fundamentos que nos permiten<br />
afi rmar que precisamente aquellas fantasías inconcientes preferentemente<br />
simbolizadas por determinados órganos (como por ejemplo las<br />
fantasías que llamamos orales por utilizar como símbolos de las mismas el<br />
órgano boca) son aquellas cuyas fuentes somáticas se hayan constituidas<br />
predominantemente por tal órgano (en este caso la boca). Esto es válido<br />
también para los órganos internos y además para los procesos orgánicos,<br />
ya que, de acuerdo con las propias palabras de Freud, “...todo proceso algo<br />
importante aporta algún componente a la excitación del instinto sexual”<br />
(Freud, 1924c, pág. 1025).<br />
Este componente es propio o específi co del órgano considerado en la<br />
medida en que la carga y su correspondiente representación (idea), emanadas<br />
ambas del órgano fuente, continúan ligadas en lo que llamamos fantasía<br />
inconciente. Tomando como ejemplo el estómago, diremos que, aunque<br />
puede ser erotizado con la libido proveniente de la zona erógena oral, siempre<br />
participa con una componente propia emanada de su propio funcionamiento,<br />
en los procesos que se manifi estan como una alteración gástrica<br />
o adquieren una representación simbólica a través del estómago. De este