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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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222 LUIS CHIOZZA<br />

Si repasáramos atentamente todo cuanto fue dicho hasta aquí, veremos<br />

que frente a esta problemática surge una conclusión análoga a las<br />

formuladas con respecto a las categorías psíquica y somática. La diferencia<br />

entre afecto e idea no corresponde a la existencia de un objeto<br />

diferente fuera del ámbito de la conciencia sino que, frente a la existencia<br />

de un proceso complejo, deriva de la inclusión de dos diferentes datos de<br />

la percepción en dos series diferentes de organizaciones conceptuales,<br />

dentro de un sistema conciente-preconciente.<br />

El lenguaje de los órganos<br />

En el historial de Isabel de R., Freud formula un pensamiento cuya<br />

profunda concepción acerca de la relación existente entre histeria, afecto<br />

y lenguaje, nos permite ya entrever sus posteriores afi rmaciones acerca de<br />

que los afectos constituyen ataques histéricos universales y congénitos.<br />

Sus palabras son las siguientes (Freud y Breuer, 1895d, pág. 103):<br />

Tomando al pie de la letra las expresiones metafóricas de uso<br />

corriente y sintiendo como un suceso real, al ser ofendida, la “herida<br />

en el corazón” o la “bofetada”, no hacía uso la paciente de un abusivo<br />

retruécano sino que daba nueva vida a la sensación a la cual debió<br />

su génesis la expresión verbal correspondiente. En efecto, si al recibir<br />

una ofensa no experimentáramos cierta sensación precordial, no se<br />

nos hubiera ocurrido jamás crear tal expresión. Del mismo modo la<br />

frase “tener que tragarse algo”, que aplicamos a las ofensas recibidas<br />

sin posibilidades de protesta, procede, realmente, de las sensaciones<br />

de inervación que experimentamos en la garganta en tales casos.<br />

Todas estas sensaciones e inervaciones pertenecen a la “expresión<br />

de las emociones” que, según nos ha demostrado Darwin, consiste<br />

en funciones originariamente adecuadas y plenas de sentido. Estas<br />

funciones se hallan ahora tan debilitadas que su expresión verbal<br />

nos parece ya metafórica, pero es muy verosímil que primitivamente<br />

poseyeran un sentido literal, y la histeria obra con plena justifi cación<br />

al restablecer para sus inervaciones más intensas, el sentido verbal<br />

primitivo. Llego incluso a creer que es equivocado afi rmar que la<br />

histeria crea por simbolización tales sensaciones, pues quizás no<br />

tome como modelo los usos del lenguaje, sino que extraiga con él<br />

sus materiales de una misma fuente.<br />

En estado de profunda modifi cación psíquica surge una orientación<br />

del lenguaje hacia la expresión artifi cial en imágenes sensoriales y<br />

sensaciones.

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