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Nº 28 15/12/2008 - enfoqueseducativos.es

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REVISTA DIGITAL ENFOQUES EDUCATIVOS <strong>Nº</strong> <strong>28</strong> <strong>15</strong>/<strong>12</strong>/<strong>2008</strong><br />

- ¡Te voy a hacer saber lo que <strong>es</strong> <strong>es</strong>tar contento! ¿Te parece bien lo que has<br />

hecho? ¿No sab<strong>es</strong> el trabajo y el dinero que cu<strong>es</strong>ta un automóvil? Bonita<br />

forma de liberar la ciudad...<br />

- Pero yo... pero usted...<br />

- ¿Qué tien<strong>es</strong> tú que decir? Ahora, si no quier<strong>es</strong> pasar el r<strong>es</strong>to de tu vida en la<br />

cárcel, agarras la flauta y hac<strong>es</strong> salir a los automóvil<strong>es</strong> del río. Y ten en<br />

cuenta que los quiero todos, d<strong>es</strong>de el primero hasta el último.<br />

- ¡Bravo! ¡Bien! ¡Viva el señor alcalde!<br />

El flautista obedeció. Obedeciendo al sonido de su instrumento mágico los<br />

automóvil<strong>es</strong> volvieron a la orilla, corrieron por las call<strong>es</strong> y las plazas para ocupar el<br />

lugar en el que se encontraban, echando a los niños, a las pelotas, a los triciclos, a las<br />

amas de cría. Todo volvió a <strong>es</strong>tar como ant<strong>es</strong>. El flautista se alejó lentamente, lleno de<br />

tristeza, y nunca más se volvió a saber de él.<br />

TERCER FINAL:<br />

Los automóvil<strong>es</strong> corrían, corrían... ¿Hacia el río como los raton<strong>es</strong> de<br />

Hammelin? ¡Qué va! Corrían, corrían... Y llegó un momento en el que no quedó ni uno<br />

en la ciudad, ni siquiera uno en la plaza mayor, vacía la calle, libr<strong>es</strong> los paseos,<br />

d<strong>es</strong>iertas las plazuelas. ¿Dónde habían d<strong>es</strong>aparecido?<br />

Aguzad el oído y los oiréis. Ahora corren bajo tierra. Ese extraño joven ha<br />

excavado con su flauta mágica call<strong>es</strong> subterráneas bajo las call<strong>es</strong>, y plazas bajo las<br />

plazas. Por allí corren los coch<strong>es</strong>. Se detienen para que suba su propietario y<br />

reemprenden la carrera. Ahora hay sitio para todos. Bajo tierra para los automóvil<strong>es</strong>.<br />

Arriba para los ciudadanos que quieren pasear hablando del gobierno, de la Liga y de<br />

la luna, para los niños que quieren jugar, para las mujer<strong>es</strong> que van a hacer la compra.<br />

- ¡Qué <strong>es</strong>túpido –gritaba el alcalde lleno de entusiasmo-, qué <strong>es</strong>túpido he sido<br />

por no habérseme ocurrido ant<strong>es</strong>!<br />

Además, al flautista le hicieron un monumento en aquella ciudad. No, dos. Uno<br />

en la plaza mayor y otro abajo, entre los coch<strong>es</strong> que corren incansabl<strong>es</strong> por sus<br />

galerías.<br />

Rodari, en las últimas páginas de su libro y en relación a <strong>es</strong>te cuento, nos dice:<br />

“Mi final <strong>es</strong> el tercero. ¿Es nec<strong>es</strong>ario que explique por qué? No lo creo”.<br />

enfoqu<strong>es</strong>@<strong>enfoqu<strong>es</strong>educativos</strong>.<strong>es</strong> www.<strong>enfoqu<strong>es</strong>educativos</strong>.<strong>es</strong> 88

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