19.11.2012 Views

Economia-feminista-desde-america-latina

Economia-feminista-desde-america-latina

Economia-feminista-desde-america-latina

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La economía <strong>feminista</strong> <strong>desde</strong> América Latina:<br />

Una hoja de ruta sobre los debates actuales en la región<br />

el criterio organizador de la agenda de la redistribución de los cuidados<br />

sea, como se mencionó al principio, hacer foco en los grupos de dependientes<br />

y postular una provisión de cuidados que cumpla “tres condiciones:<br />

ser universal, equitativa y de calidad. Universal porque toda la<br />

población que requiere de cuidados, independientemente de su nivel<br />

socioeconómico. Equitativa, puesto que es un derecho de toda la población,<br />

y de calidad porque debiera responder efectivamente a las necesidades<br />

de cuidado” (Arriagada y Todaro, 2011:63).<br />

Para darle contenido concreto a estos criterios de universalidad, equidad<br />

y calidad, el “diálogo y coordinación” que propone el Consenso de<br />

Brasilia implica trabajar con actores involucrados en el diseño de las políticas<br />

“anti-pobreza”, educativas, laborales, de salud y de la seguridad<br />

social, 129 para quienes el cuidado no es el eje ordenador de sus discursos.<br />

Con ellas y ellos se requiere, en efecto, la construcción de un lenguaje y<br />

una agenda comunes (Esquivel, 2011a).<br />

Este diálogo y coordinación, sin embargo, no está exento de riesgos. El<br />

primero de ellos es “romantizar” y “ensalzar” al cuidado, perdiendo de<br />

vista los costos implícitos en su provisión. Como menciona Anderson<br />

(2010:68), “los cuidados son imaginados como una actividad liviana, poco<br />

exigente, y los espacios donde se realizan los cuidados son naturalizados<br />

de tal modo que se hacen resistentes a la investigación y la reflexión crítica.”<br />

Redistribuir el cuidado implica hacerlo a pesar de estos costos, no porque<br />

estos costos no existan. Probablemente, el cuidado se distribuya de<br />

manera menos desigual cuando el mercado de trabajo deje de funcionar<br />

bajo la norma del “trabajador ideal”, y cuando las formas menos socialmente<br />

valoradas de reemplazo del trabajo doméstico y de cuidados vía<br />

mercado (el servicio doméstico) reflejen mejor su “valor”, lo que requiere<br />

de políticas integrales de protección para el sector.<br />

El segundo riesgo es diluir la agenda de equidad de género que sostiene<br />

la agenda del cuidado, en pos de garantizar ciertas redistribuciones<br />

de ingresos. Los programas de transferencias condicionadas que “sostienen”<br />

el cuidado provisto por las mujeres y atan las condicionalidades<br />

al cumplimiento de ciertas obligaciones que se asocian al cuidado<br />

(asistencia a la escuela y centros de salud, por ejemplo) se presentan<br />

129 Y no solamente. También puede y deben pensarse <strong>desde</strong> el cuidado las políticas macroeconómicas<br />

(ver Esquivel, 2011a).<br />

181

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!