Economia-feminista-desde-america-latina

La economía feminista desde América Latina:
Una hoja de ruta sobre los debates actuales en la región
La misma se expresa en varias dimensiones. En primer lugar, en las vías de
acceso a los beneficios, siendo mucho más robusta la calidad de derechos
en el caso de la seguridad social, que en el caso de los PTC (como ejemplo
paradigmático de las políticas asistenciales o de promoción social).
En segundo lugar, en los beneficios que distribuyen, que suelen ser más
extensos y robustos en el sistema de seguridad social, y más modestos
en los PTC. En tercer lugar, en las exigencias para con los beneficiarios. Las
condicionalidades y la supervisión de la conducta de las personas están
presentes en los PTC, pero no existen en las instituciones típicas de la seguridad
social. En la medida en que las mujeres se encuentran sobre-representadas
como beneficiarias en los PTC vis a vis la seguridad social, esta
desigualdad “general” se traduce en una desigualdad específica de género.
Por otro lado, y como se mencionó oportunamente, los sistemas de seguridad
social siguen replicando la desigualdad propia del mercado laboral,
que también tiene condimentos de género específicos. La corrección
que en algunos casos se está realizando, y que amplía la cobertura
principalmente de las mujeres con registros contributivos insuficientes,
no resuelve esta cuestión, en la medida que los beneficios para esta población
incorporada al sistema se concentran en niveles básicos, que
son además mínimos. Así, al interior mismo de los sistemas de seguridad
social, se va conformando una segmentación, con un cuerpo muy
amplio de beneficiarios que se concentran en los niveles más bajos de
beneficios, y un cuerpo menor cuyos beneficios se gradúan en función
de sus rendimientos en el mercado laboral. De nuevo, las mujeres quedan
sobre-representadas en el primer grupo.
Finalmente, la cuestión de la desigualdad se dirime también, y de manera
muy relevante a través de los mecanismos de financiamiento de
estos programas 278 . En América Latina se está verificando una condición
que es preocupante al respecto, y es la preeminencia que el sistema
de rentas generales está cobrando como fuente de financiamiento del
conjunto del sistema de protección social. Esto resulta preocupante en
la medida que la estructura tributaria que nutre el financiamiento por
esta vía, conserva en la región un perfil altamente regresivo.
La tendencia en la región es que crecientemente los beneficios que se distribuyen
a través del sistema de protección social, sean financiados por el
conjunto de la sociedad, independientemente de la participación de los
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