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Economia-feminista-desde-america-latina

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La economía <strong>feminista</strong> <strong>desde</strong> América Latina:<br />

Una hoja de ruta sobre los debates actuales en la región<br />

más impuestos; también se dice que un impuesto es progresivo porque se establecen<br />

diferentes tasas de pago de impuestos para que las personas que perciben mayores<br />

ingresos graven a tasas más altas.<br />

Los impuestos indirectos son aquellos que se aplican sobre los consumidores de un<br />

producto o las personas usuarias de un servicio. Los impuestos indirectos son regresivos,<br />

porque gravan a todas las personas que consumen o utilizan algún servicio, independientemente<br />

del nivel de ingreso que cada persona tenga; entonces, frente al<br />

consumo de un bien, por ejemplo, pagan más impuestos indirectos con relación a su<br />

ingreso quienes cuentan con menores ingresos.<br />

Régimen de bienestar: ver capítulos 7 y 8.<br />

Sesgos de género/androcéntrico en la teoría económica: “El llamado ‘sesgo androcéntrico’<br />

de la economía se relaciona con los supuestos y con las metodologías usualmente<br />

utilizadas, lo cual se relaciona, a su vez, con las preguntas, la información y las hipótesis<br />

planteadas; las políticas que resultan se caracterizan por el mismo sesgo. “La objetividad,<br />

la separación, la consistencia lógica, el logro individual, las matemáticas, la abstracción, la<br />

falta de emotividad, y la ciencia misma se han asociado culturalmente con el rigor, la dureza<br />

– y la masculinidad. Al mismo tiempo, la subjetividad, la conexión, el entender ‘intuitivo’,<br />

la cooperación, el análisis cualitativo, la concreción, la emotividad, y la naturaleza han sido<br />

usualmente asociadas con la debilidad, la suavidad – y la femineidad” (Nelson, 2004).<br />

Podría decirse que el primer aporte que el concepto de género realiza al análisis económico<br />

refiere a la consideración de personas con diferentes posiciones sociales y, por tanto,<br />

intereses y problemas distintos en el área económica. La consideración del concepto de<br />

género también incorporaría la existencia de sujetos con motivaciones y racionalidades<br />

diferentes, aportando a otras críticas que han merecido las corrientes de la economía, la<br />

visualización de “agentes” con cuerpo (y un mundo con naturaleza). Por tanto, se pone en<br />

evidencia la necesaria dependencia y responsabilidad de los seres humanos, respecto de<br />

las tareas de cuidados ligadas a necesidades propias y de terceros de carácter social, físico<br />

y emocional. No puede pensarse que esto se desconoce en realidad por los economistas<br />

(como personas y/o profesionales), sino que se trata como una problemática en todo<br />

caso prosaica, ajena a las preocupaciones de la economía, formando parte de las tareas<br />

de responsabilidad de las mujeres de manera natural (Nelson, 2004).<br />

(…) El concepto de racionalidad prevaleciente en la ciencia económica está sesgado por<br />

concepciones a priori de género (sesgo androcéntrico) en el sentido de que se trata de<br />

una racionalidad (en todo caso) masculina, bajo el supuesto de la existencia de hombres<br />

autónomos e independientes para tomar decisiones económicas. Las mujeres, en<br />

cambio, han sido caracterizadas como dependientes y sin autonomía para sus decisiones<br />

económicas, como puede verse, por ejemplo, en todos los enfoques de la economía<br />

laboral respecto a la decisión de ingresar al mercado de trabajo en la teoría neoclásica.<br />

Las mujeres en términos neoclásicos serán “irracionales” no porque actúen contra las<br />

leyes de la racionalidad económica, sino porque no pueden actuar en el marco de la racionalidad<br />

establecida como tal, o porque actúan contraviniendo los roles prescriptos<br />

como naturales para ellas (Pujol, 2003, pp:33).<br />

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