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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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estudiar una doble realidad. Se tiene miedo del judío por causa de su potencial<br />

apropiativo. «Ellos» están por todas partes. Los bancos, las bolsas, los gobiernos están<br />

infestados. Reinan sobre todo. Pronto se adueñarán del país. Se les admite en las<br />

oposiciones delante de los «verdaderos» franceses. Pronto harán nuestras leyes.<br />

Hace poco, un compañero que estudia en la Escuela de Administración nos decía:<br />

«Dirás lo que quieras, pero se apoyan unos a otros. Por ejempo, cuando Moch mandaba,<br />

el número de youpins nombrados fue abrumador.» En el ámbito médico la situación<br />

no es diferente. Todo estudiante judío aceptado en una oposición es un «enchufado».<br />

Los negros tienen la potencia sexual. ¡Piénsalo! ¡Con la libertad que<br />

tienen allí, en plena sabana! Se dice que se acuestan por todas partes y a todas horas.<br />

Son genitales. Tienen tantos niños que ya no llevan la cuenta. Desconfiemos o<br />

nos inundarán de pequeños mestizos.<br />

Decididamente, todo va m al...<br />

El gobierno y la Administración sitiados por los judíos.<br />

Nuestras mujeres por los negros.<br />

Porque el negro tiene una potencia sexual alucinante. Es el término exacto: es<br />

necesario que esa potencia sea alucinante. Los psicoanalistas que reflexionan sobre<br />

la cuestión encuentran con bastante rapidez los engranajes de toda neurosis. La inquietud<br />

sexual es aquí predominante. Todas las mujeres negrófobas que hemos conocidos<br />

tenían una vida sexual anormal. Sus maridos las tenían abandonadas; eran<br />

viudas y no se atrevían a reemplazar al difunto; estaban divorciadas y dudaban ante<br />

una nueva inversión objetual. Todas dotaban al negro de poderes que los otros<br />

(marido, amantes episódicos) no poseían. Y además interviene un elemento de<br />

perversidad, rémora de la estructura infantil: ¡Sabe Dios cómo harán el amor!<br />

Debe ser terrorífico.. P .<br />

Hay una expresión que a la larga se ha erotizado singularmente: un atleta negro.<br />

Hay en ella, nos confiaba una mujer joven, algo que nos amotina el corazón.<br />

Una prostituta nos decía que, al principio, la idea de acostarse con un negro le<br />

provocaba el orgasmo. Ella los buscaba, evitaba pedirles dinero. Pero, añadía,<br />

«acostarse con ellos no era más extraordinario que con los blancos. Era antes del<br />

23 Recuperamos aquí del trabajo de J. Marcus la opinión según la cual la neurosis social o, si se prefiere,<br />

el comportamiento anormal frente al Otro sea quien sea, se relaciona estrechamente con la situación<br />

individual: «El filtrado de los cuestionarios muestra que los individuos más tenazmente antisemitas<br />

pertenecen a las estructuras familiares más conflictivas. Su antisemitismo era una reacción a las<br />

frustraciones sufridas en el seno del ambiente familiar. Lo que demuestra que los judíos son objetos de<br />

sustitución en el antisemitismo es el hecho de que las mismas situaciones familiares engendren, según<br />

las circunstancias locales, el odio a los negros, el anticatolicismo o el antisemitismo. Se puede, pues, decir<br />

que, contrariamente a la opinión corriente, es la actitud la que encuentra un contenido y no este último<br />

el que crea una actitud», J. Marcus, «Structure familiale et comportements politiques», cit., p. 282.<br />

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