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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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presentadas por el racismo anti-blanco, así como por la autofobia <strong>negra</strong>- no sólo suponen<br />

una ventaja adaptativa para nuestro actual modo de ser humano, sino para su<br />

propio principio sociogénico rector, ¿cómo lograremos mantenernos al margen de<br />

todo ello? ¿De qué manera resultó posible para el propio Fanón poner en marcha<br />

nuestra emancipación mediante su concepción redefinida de cómo es ser humano?<br />

En el estudio sobre los pueblos Borana de Etiopía y su orden cultural tradicional<br />

fechado en 1973, el antropólogo Asmarom Legesse nos proporcionó una perspectiva<br />

transcultural con respecto a la autoevidencia de la conciencia. En base a los resultados<br />

que se desprendían de su investigación, Legesse planteó que los intelectuales<br />

del orden de Borana, al igual que los intelectuales de cualquier otro orden<br />

humano, incluidos los de nuestro orden contemporáneo, deben necesariamente<br />

comportarse como custodios, creadores y divulgadores de las categorías normativas<br />

constituyentes sobre las cuales se erigen las sociedades. Por lo tanto, los intelectuales<br />

boranos, en la medida en que constituyen la condición necesaria para la realización<br />

dinámica y la reproducción permanente de sus propios órdenes sociales, se<br />

mantienen encerrados, al igual que todos los intelectuales en general, incluidos nosotros<br />

mismos, dentro de los modelos estructurales que ellos/nosotros mismos creamos,<br />

es decir, dentro del «modelo adaptativo originario» de la realidad que nosotros<br />

mismos elaboramos, en tanto que condición indispensable para la producción<br />

y reproducción de los modos de ser humano que son característicos de nuestra cultura,<br />

así como del orden social específico que constituye la condición necesaria para<br />

que estos se expresen en la realidad. En consecuencia, tal y como sostiene más adelante,<br />

es sólo a partir de la experiencia vital propia de la categoría extremadamente<br />

desviada de la norma de cada orden, a través de la mediación de cuyo modo negado<br />

de diferencia «anormal» resulta posible que la sociedad «normal» se experimente a<br />

sí misma en tanto que «normal» y, al mismo tiempo, en tanto que comunidad socialmente<br />

cohesionada (Legesse, 1973, pp. 114-115), cómo puede llegar a cuestionarse<br />

críticamente el orden normativo de conciencia generado sobre la base de su<br />

propia negación ontológica, así como a ponerse en cuestión su propia evidencia<br />

{ibid., pp. 269-271). En efecto, mientras que para la corriente dominante de los intelectuales,<br />

en tanto que gramáticos de sus/nuestros respectivos órdenes, no puede<br />

existir un «afuera» con respecto al «modelo originario» sobre cuya base se establece<br />

aquello que hace que lo «normal» sea normal, lo real rea l17 y lo evidente, evidente,<br />

de cara a sus correspondientes sociedades y a los modos de ser humano propios<br />

17 Esta significativa apreciación con respecto a los modos en los que las diferentes culturas hacen<br />

de lo «normal normal» y de lo «real real», haciéndolo en términos diferentes, es establecida por Mi-<br />

chael Taussig en el libro Shamanism, C olonialism and the Wild Man. A Study in Terror and Healing,<br />

Chicago, 1987.<br />

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