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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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defienden. Os verán tal vez, pero continuaran discutiendo entre ellos, sin bajar siquiera<br />

la voz. Esta indiferencia da en el clavo: sus padres, criaturas sombrías, vuestras criaturas,<br />

eran almas sin vida; vosotros les dispensabais la luz, no se dirigían sino a vosotros, y no<br />

os tomasteis la molestia de responder a esos zombis [...] Cada cual a su debido turno; en<br />

mitad de estas tinieblas, de donde surgirá una nueva aurora, los zombis sois vosotros [les<br />

zombies, cestvous] (p. 13).<br />

Existen muchos aspectos curiosos en esta forma de delimitar a sus lectores. Es<br />

cierto que podría haber resultado presuntuoso por parte de Sartre dirigirse directamente<br />

a quienes viven bajo las circunstancias de la colonización, puesto que eso le<br />

habría situado en una posición de superioridad pedagógica frente a ellos. No tiene<br />

ninguna información que transmitirles, ningún consejo que darles, ninguna explicación<br />

para ellos; y por supuesto ninguna disculpa que ofrecerles por la dominación colonial<br />

europea y, en particular, por el gobierno colonial francés en Argelia. Así que<br />

habla a sus hermanos blancos, como si en verdad lo fueran, consciente, tal vez, de<br />

que la aparición de su nombre en el prefacio atraerá hacia el texto de Fanón a dichos<br />

lectores. De modo que Sartre, o más bien el nombre de Sartre, es un cebo para los lectores<br />

europeos. Pero, ¿comprendemos qué significa «Europa» en este contexto o, en<br />

realidad, qué significan los «europeos»? El propio Sartre asume que europeo significa<br />

ser blanco y hombre. Y de esta manera, se acotan dos zonas de masculinidad, una<br />

en el momento en que Sartre imagina a Fanón hablando a sus hermanos, a sus hermanos<br />

colonizados, en el texto, otra mientras él mismo se dirige a sus hermanos europeos<br />

colaboradores, de un modo u otro, de los poderes de la colonización.<br />

Podríamos preguntarnos si estas dos fraternidades racialmente divididas están<br />

viéndose construidas, a través de las formas de discurso directo que estructuran el<br />

texto. Los problemas se complican por el hecho de que Fanón habla a muchos públicos<br />

diferentes, y de que en ocasiones sus líneas de discurso se interrumpen unas<br />

a otras. Un europeo, en opinión de Sartre, leería este texto como si se tratara únicamente<br />

de una especie de oyente furtivo: «Europeos, abrid este libro e introduciros<br />

en él. Tras unos cuantos pasos en la oscuridad veréis extraños congregados en torno<br />

a un fuego; acercaos, escuchad [approchez, écoutez]» (p. 13). Así que el texto de Fanón<br />

es una conversación concebida como si tuviera lugar entre hombres colonizados,<br />

mientras que el prefacio de Sartre no consiste tanto en una conversación entre<br />

colonizadores como en una exhortación que se traspasa de uno a otro, pidiendo a<br />

los europeos que lean como quien escucha una conversación que no le incumbe,<br />

como el «vosotros» al que se dirige Sartre. Así como el prefacio de Sartre no está<br />

destinado a la población colonizada (aunque podríamos considerarlo, sin embargo,<br />

como una suerte de exposición de la política de Sartre para ellos), el texto de Fanón<br />

se interpreta como si no estuviese dirigido a un público blanco, europeo. En efecto,<br />

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