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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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dríamos también multiplicar referencias y citas y mostrar que, efectivamente, el<br />

«prejuicio de color» es una idiotez, una iniquidad que hay que aniquilar.<br />

Sartre empieza así su Orfeo negro: «¿Qué esperabais, pues, cuando retirasteis<br />

la mordaza que cerraba estas bocas <strong>negra</strong>s? ¿Que iban a entonaros alabanzas? En<br />

esas cabezas que nuestros padres doblegaron hasta el suelo por la fuerza, ¿pensabais<br />

leer la adoración en sus ojos cuando se levantaran?»7. No sé yo, pero sí digo<br />

que quien busque en mis ojos otra cosa que un perpetuo interrogante tendrá que<br />

perder la vista; ni reconocimiento ni odio. Y si grito con fuerza, no será para nada<br />

un grito negro. No, en la perspectiva que aquí adoptamos, no hay problema negro.<br />

O al menos, si lo hay, a los blancos no les interesa sino por azar. Es una historia que<br />

transcurre en la oscuridad y hará mucha falta que el sol que yo trashumo aclare los<br />

rincones más mínimos.<br />

El doctor H. L. Gordon, médico del hospital de psicopatía Mathari de Nairobi,<br />

escribe en un artículo en La Presse M édicale sobre el africano del Este: «La observación<br />

llevada al extremo de una serie de cien cerebros de indígenas normales establece<br />

a simple vista una ausencia de cerebros nuevos, caracterizados, como se sabe,<br />

por células en el último estadio de desarrollo. Y, añade, esa inferioridad es, cuantitativamente,<br />

de un 14,8 por 100» (citado por Sir Alan Burns)8.<br />

Se ha dicho que el negro unía al mono con el hombre, por supuesto con el hombre<br />

blanco; y Alan Burns no llega a esta conclusión hasta la página 120: «No podemos,<br />

.pues, considerar como científicamente establecida la teoría según la cual el<br />

hombre negro sería inferior al hombre blanco o provendría de una cepa diferente».<br />

Nos sería fácil, añadimos nosotros, mostrar el absurdo de proposiciones tales como:<br />

«En los términos de la Escritura, la separación de las razas <strong>blancas</strong> y <strong>negra</strong>s se prolongará<br />

así en el cielo como en la tierra, y los indígenas que sean acogidos en el reino<br />

de los Cielos, se alojarán separadamente en esas mansiones del Padre que se mencionan<br />

en el Nuevo Testamento». O también: «Nosotros somos el pueblo elegido, mira<br />

el tinte de nuestra piel, la de los otros es <strong>negra</strong> o amarilla por culpa de sus pecados».<br />

Sí, como se puede ver, apelando a la humanidad, al sentimiento de la dignidad,<br />

al amor, a la caridad, nos sería fácil demostrar o hacer admitir que el negro es<br />

igual al blanco. Pero nuestro objetivo es otro muy distinto: lo que queremos es ayudar<br />

al negro a liberarse del arsenal complexual que ha germinado en el seno de la situación<br />

colonial. El señor Achille, profesor en el Instituto Pare en Lyon, citaba en<br />

7 Jean-Paul Sartre, «Orphée Noir», prefacio a Léopold Sédar Senghor (eá .),A n thologie d e la poé-<br />

sie n égre et malgache, París, PUF, 1948.<br />

8 Sir Alan Burns, L ep réju gé de race et d e couleur, París, Payot, 1949, p. 112. [ed. orig. ingl.: Colour<br />

P rejudice w ith Particular R eferen ce to th e R elationship B etw een W hites and N egroes, Londres, Alien<br />

and Unwin, 1948],<br />

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