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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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o «mi comadre». La mayor parte del tiempo visten una chaqueta y una falda. Pero estamos<br />

convencidos de que tienen una vida sexual normal. Encajan un golpe como cualquier mozo<br />

y no son insensibles a los encantos femeninos, a las vendedoras de pescado, de legumbres.<br />

Por contra, en Europa hemos encontrado a algunos compañeros que se han vuelto homo­<br />

sexuales, siempre pasivos. Pero no se trataba de homosexualidad neurótica, era para ellos<br />

una salida, como para otros era hacerse chulo (pp. 156-157, Pn 146 n 44/BS 180 n44).<br />

Fanón no niega la existencia de travestidos heterosexuales y quizá bisexuales en<br />

Martinica. Afirma que el complejo de Edipo, inexistente en Martinica, emerge desde<br />

este punto de vista del hecho de que los varones de Martinica no tienen padres a<br />

los que reemplazar. Incluso en la infancia está ausente esa identificación:<br />

En las Antillas, el joven negro, que en la escuela no deja de repetir «nuestros ancestros,<br />

los galos» se identifica con el explorador, el civilizador, el blanco que lleva la verdad a los<br />

salvajes, una verdad toda blanca. Hay identificación, es decir, que el joven negro adopta<br />

subjetivamente una actitud de blanco. Carga al héroe, que es blanco, con toda su agresivi­<br />

dad (p. 137, Pn 120/BS 147).<br />

No existe un padre negro en el que reflejarse como el Padre y, como consecuencia,<br />

tampoco existe una lucha por la madre. Siempre es suya, de sus hijos. Es el Padre<br />

Blanco, el Padre Colonizador, contra el que dicha relación conflictiva -puede<br />

manifestarse, aunque este padre sea estructural y raramente se hace patente en lo<br />

personal. Fanón mantiene su hipótesis de que el más pequeño contacto con el mundo<br />

blanco produce una respuesta anormal; esa es la razón por la que añade que hay<br />

varones de Martinica en París que se venden como homosexuales «pasivos». Aquí,<br />

el deseo de conquista del varón blanco se recrea en dichos papeles. (Es interesante<br />

señalar que Malcom X habla en su autobiografía de varones blancos que buscaban<br />

hombres negros para desempeñar con ellos el papel de sádicos, fenómeno también<br />

recogido por Fanón.) Para nuestro propósito lo importante es que Fanón habla de<br />

«homosexualidad neurótica», lo que implica que existen formas de homosexualidad<br />

que no son ni neuróticas ni anormales. No obstante, en el siguiente pasaje encontramos<br />

una confesión más problemática para los críticos de Fanón:<br />

[...] nunca he podido oír sin sentir nauseas a un hombre que dice de otro hombre<br />

«¡Qué sensual es!». No sé lo que es la sensualidad de un hombre. Imaginad a una mujer<br />

que dice de otra: «Es terriblemente deseable, esa muñeca...» (p. 170, Pn 163/BS 201).<br />

Fanón responde a la fascinación racista que Michel Salomon siente hacia el negro<br />

(que el propio Fanón cita en la misma página antes de sus comentarios): «Decir que el<br />

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