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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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ningún estudio sobre las concepciones imaginadas del hombre negro en mujeres <strong>negra</strong>s<br />

neuróticas o psicóticas, aunque sospecho que la conclusión sería la misma dado<br />

que las enfermedades mentales habitualmente se refieren a las concepciones más<br />

convencionales, e incluso estereotípicas, de la normalidad.<br />

Si el negro es tanto el sexo como la ansiedad occidental con respecto al sexo, el psicoanálisis<br />

y otras ciencias humanas occidentales encuentran aquí sus limitaciones, en<br />

la medida en que el «sexo» no es sólo estructuralmente «desviado», sino que, en virtud<br />

de su seriedad, tampoco es simbólico. Es, en palabras de Fanón, p h obogén e (fo-<br />

bogénico) material, existencialmente serio, real33. Un objeto fobogénico es anxiogéne<br />

(ansiogénico), es decir, estimula la ansiedad (p. 140, Pn 124 /BS 151). La ansiedad es<br />

un modo especial de conciencia. A diferencia del miedo, la ansiedad está relacionada<br />

con el yo. Se experimenta ansiedad cuando se sufre por lo que se debería hacer, por las<br />

decisiones que uno desea tomar o evitar. En la filosofía existencial, especialmente en<br />

la obra de Kierkegaard y Sartre, se trata de una lucha con el yo, acerca de lo que uno<br />

«será» en virtud de lo que uno hace o le gustaría hacer.<br />

El negro, por lo tanto, estimula la ansiedad tanto en el hombre blanco como en la<br />

mujer blanca. Ya hemos visto lo que estimula en la mujer blanca heterosexual. En el<br />

hombre blanco heterosexual, podemos seguir el sentido que le da Cournot de poseer un<br />

«juguete» inadecuado. Sin embargo, Fanón va más allá y arguye que tanto para el hombre<br />

blanco heterosexual como para la mujer blanca heterosexual, el negro es un compañero<br />

sexual putativo (p. 143, Pn 121/BS 156). En efecto, para el hombre blanco, el momento<br />

negro-fóbico es por lo tanto homófobo, si no homoerótico. Se trata de un<br />

momento de simultánea repulsión y atracción. La violenta historia de la negro-fobia sugiere<br />

un esfuerzo por librarse (al igual que la madrastra de Blancanieves trató de librarse;<br />

de extraer el objeto de su limitación y deseo) del deseo homosexual material del mundo.<br />

El hombre blanco negro-fóbico odia, en otras palabras, el hecho de que él desea al<br />

negro. Pero dado que el mundo de la fobia es tal que el símbolo y el ser devienen uno, el<br />

negro es deseo homosexual. El negro «debe», por lo tanto, ser destruido. Encontramos<br />

aquí algunos de las hipótesis y confesiones más controvertidas de la oeuvre de Fanón:<br />

Mencionemos rápidamente que no hemos tenido la ocasión de constatar la presencia<br />

manifiesta de homosexualidad en Martinica. Hay que ver ahí la consecuencia de la ausencia<br />

del Edipo en las Antillas. Ya se conoce, en efecto, el esquema de la homosexualidad. Recor­<br />

demos de todas formas la existencia de lo que allí se llaman «hombres vestidos de señora»<br />

Female Tourists’ Sexual Behaviour in the Caribbean», Sociology XXXV, 3,2001, pp. 749-764, trabajo en<br />

el que la autora sugiere que la «fantasía» pudiera ser una mercancía de cambio en el turismo sexual.<br />

33 Para un debate sobre lo existencialmente serio, véase L. R. Gordon, Bad Faith and Antiblack<br />

Racism, cit., capítulo 6.<br />

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