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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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el fracaso que emerge de la retirada de la esfera pública del lenguaje a la supuestamente<br />

esfera privada de la intimidad sexual. Para entender el análisis de Fanón<br />

acerca de dicha retirada, debemos primero entender las dimensiones lacanianas de<br />

su argumentación.<br />

El famoso psicoanalista semiótico Jacques Lacan expuso diversos argumentos<br />

acerca del impacto del lenguaje en nuestra comprensión del complejo de Edipo13.<br />

Para Lacan, el Padre deviene simbólico, lo que convierte el orden de legitimidad<br />

que fluye desde el padre en parte de un orden simbólico. La mujer tiene, por lo tanto,<br />

una existencia problemática en el orden simbólico, en la medida en que el orden<br />

es patriarcal, definido por el padre. El poder es aquí fálico y la mujer es ajena, por<br />

así decirlo, a dicho orden. Al igual que en el psicoanálisis clásico, en el que la mujer<br />

está condicionada por la ansiedad de la castración (por la «ausencia» del pene) en el<br />

psicoanálisis lacaniano ella es ausencia o diferencia o, si se quiere, fracaso. Willy<br />

Apollon, el famoso psicoanalista lacaniano de Haití, ha observado que dicha posición<br />

conduce al recurrente tema del deseo en sus pacientes psicóticas femeninas, el<br />

deseo por un cierto tipo de amor. Lo que desean, argumenta, es «una cierta calidad<br />

en el amor, más en concreto, palabras de amor, ciertas palabras dirigidas a ellas<br />

como sujeto»14. Estas palabras sólo pueden ser pronunciadas por su padre o por<br />

una persona que funcione como tal. Llamémoslas «palabras de amor». El amor<br />

ofrece reconocimiento, que también es legitimación. Cuando se es amado se recibe<br />

el parecer de otro acerca de la propia existencia. El amante ofrece un juicio al mundo,<br />

según el cual el amado debe existir. Por ello, el amante encuentra el pensamiento<br />

de la muerte del amado insoportable, y es por lo que, como observó Kierkegaard,<br />

no deja de amarse a los amados que han fallecido; el amor se transforma en el juicio<br />

según el cual el amado debería existir. Los amantes «ven» a su amado de modo diferente<br />

a como lo hacen otros. El amante celebra las perfecciones e imperfecciones<br />

del amado; rasgos que a otros pueden parecer poco atractivos se convierten en maravillosos;<br />

la singularidad del amado se verifica por dichos rasgos y confirma su<br />

irreemplazabilidad. En palabras de Fanón, « el ser amado me respaldará en la asunción<br />

de mi virilidad, mientras que la inquietud por merecer la admiración o el amor<br />

de otro tejerá a lo largo de mi visión del mundo una superestructura valorizante<br />

[...] el amor verdadero, real (querer para los otros lo que se postula para sí, cuando<br />

este postulado integra los valores permanentes de la realidad humana) que requiere<br />

13 Jacques Lacan, Écrits. A Selection, Nueva York/Londres, W. W. Norton, 1977. Para una exposición<br />

sucinta y reciente del pensamiento de Lacan en aspectos relevantes para este ensayo, véase David<br />

Ross Fryer, The Intervention o f the Other. Ethical Subjectivity in Levinas and Lacan, Nueva York,<br />

The Other Press, 2004.<br />

14 Willy Apollon, «Four Seasons in Femininity or F ourM en in a W oman’s Life» Topoi XII, 2, septiembre<br />

de 1993, p. 103.<br />

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