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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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No exageremos. Cuando un soldado de las tropas conquistadoras se acostaba con<br />

una joven malgache, por su parte, sin duda, no había ningún respeto por la alteridad.<br />

Los conflictos raciales no llegaron después, coexistían. El hecho de que los colonos ar­<br />

gelinos se acuesten con su criadita de catorce años no prueba tampoco la ausencia de<br />

confictos raciales en Argelia. No, el problema es más complicado. Y Mayotte Capécia<br />

tiene razón: es un honor ser la hija de una mujer blanca. Eso demuestra que no se es una<br />

hija «en has feuille», esto es, de blancos pobres. (Ese término se reserva para todos los<br />

frutos de los békés de la Martinica; sabemos que son muy numerosos: se presume que<br />

Aubery, por ejemplo, tiene cerca de cincuenta.)<br />

Las observaciones de Fanón apenas representan ni todo el odio de las mujeres<br />

de color ni el fracaso al intentar entender su situación. Se enfrentan con una realidad<br />

que permea toda sociedad racista. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que hubiera<br />

tantos mulatos durante la época de la esclavitud o el posterior periodo posbélico en<br />

Estados Unidos cuando había leyes contra el mestizaje? Basta con echarle un vistazo<br />

al estudio clásico de Angela Davis, M ujeresraza, clase para hallar las respuestas<br />

a estas preguntas17.<br />

Los negros que odian a los negros y a los mulatos a menudo contemplan la<br />

blanquitud en sí misma como un bien, así que el hecho de regalar voluntariamente<br />

blanquitud supone un plus. En la obra de Abdoulaye Sadji, Nini, m ulatresse du<br />

Senegal, un contable negro con formación llamado Mactar, pretende a una taquígrafa<br />

mulata llamada Nini. Sobre la carta de Mactar, Fanón escribe «disculpas por<br />

atreverse a proponer un amor negro a un alma blanca [...]. Al igual que Mayotte<br />

Capécia lo admite todo de su señor André, Mactar se hace esclavo de Nini, la mulata»<br />

(p. 74, Pn 44-45/BS 56). Mactar es reprendido hasta el punto de que la comunidad<br />

mulata trata de echarle encima a la policía. En el relato, un hombre blanco ofrece<br />

su mano en matrimonio a una mulata, lo que ocasiona una alegre esperanza entre<br />

la comunidad mulata, que al mismo tiempo alcanza un nuevo grado de degradación:<br />

las mulatas comprometidas con mulatos son reprendidas por dejar escapar<br />

oportunidades como ésta.<br />

¿Dónde conduce todo esto? Existen dos principios que destacan en una sociedad<br />

anti<strong>negra</strong>: «¡sé blanco!» y «¡evita la negritud!». Capécia y Nini representan estos<br />

mandatos, en la medida en que «en primer lugar, está la <strong>negra</strong> y está la mulata. La primera<br />

no tiene sino una posibilidad y una inquietud: blanquear. La segunda no solamente<br />

quiere blanquear, sino evitar la regresión» (p. 73, Pn 44/Bs 54). Estos dos principios<br />

estructuran la imposibilidad que estas dos mujeres tienen de escapar. En cuanto<br />

17 Angela Y. Davis, Women, Race, and Class, Nueva York, Vintage, 1983 [ed. cast.: M ujeres, raza,<br />

clase, Madrid, Akal, 2004.]<br />

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