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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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Entonces, «no habría tenido ocasión alguna de [...] experimentar su ser a través de<br />

los otros». Llegado este momento debe enfrentarse frontalmente con una realidad<br />

que no se había revelado en toda su crudeza hasta el instante mismo de su llegada:<br />

la realidad del «ser del hombre negro».<br />

Porque el negro no tiende ya a ser negro, sino a ser frente al blanco. A algunos se les<br />

meterá en la cabeza el recordarnos que la situación es de doble sentido. Nosotros res­<br />

pondemos que eso es falso. El negro no tiene resistencia ontológica frente a los ojos del<br />

blanco. Los negros, de un día para otro, han tenido dos sistemas de referencia en relación<br />

a los cuales han debido situarse. Su metafísica o, por decirlo de manera menos preten­<br />

ciosa, sus costumbres y las instancias a las que éstas remitían, fueron abolidas porque se<br />

contradecían con una civilización que ellos ignoraban y que se les imponía (p. 112/ BS<br />

110, cursiva de la autora).<br />

Fanón ha definido aquí la fórmula clave en la cual reside lo que había identificado<br />

con anterioridad como el modo de la sociogenia, en cuyos términos tiene lugar<br />

tanto la socialización del negro como la socialización del blanco. Si bien el hombre<br />

negro debe considerarse como el d efecto del hombre blanco -al igual que la mujer <strong>negra</strong><br />

con respecto a la blanca-, ni el hombre ni la mujer blancos pueden experimentarse<br />

a sí mismos en relación con el hombre negro/la mujer <strong>negra</strong> de otro modo que<br />

no sea el de la plenitud y la genericidad del ser humano, por más que esta generici-<br />

dad haya de ser ratificada por medio de la clara evidencia de la carencia de esta misma<br />

plenitud, de esta misma genericidad en el caso de los últimos. Los aspectos cualitativos<br />

característicos de los estados mentales propios de ambos grupos con<br />

relación a sus respectivas experiencias de su concep to d e s í m ism o no sólo se oponen,<br />

sino que lo hacen dialécticamente; cada clase de experiencia subjetiva, positiva<br />

una, negativa la otra, depende de la contraria. Dado que en Martinica, entre los<br />

miembros de su propio grupo, se había visto acallado el reconocimiento de esta dialéctica,<br />

el hombre negro pone los pies en Francia sin hallarse preparado para ese<br />

momento «en el que su inferioridad llega a existir a través del otro».<br />

Y entonces nos fue dado el afrontar la mirada blanca. Una pesadez desacostumbrada<br />

nos oprime. El verdadero mundo nos disputaba nuestra parte. En el mundo blanco, el<br />

hombre de color se topa con dificultades en la elaboración de su esquema corporal. El<br />

conocimiento del cuerpo es una actividad únicamente negadora. Es un conocimiento en<br />

tercera persona (p. W 2/BS 110).<br />

Existe una gran distancia entre el modo en que experimenta su cuerpo «en medio<br />

de un mundo espacial y temporal» y el modo en que se ve obligado a experi­<br />

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