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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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tratara de algo que ocurriera en un lugar ajeno, al mismo tiempo éste respalda un<br />

modelo de Estado que promueve la violencia en nombre de la defensa del liberalismo<br />

contra una supuesta barbarie. Quiero sugerir que las cicatrices y cadenas se<br />

consideran a este respecto como algo instrumental, produciendo un reflejo de la violencia<br />

propia del liberalismo europeo, pero tan sólo en la medida en que forman<br />

parte del proyecto reflexivo de mayor alcance basado en el autoconocimiento, la autocrítica,<br />

e incluso en la autodeconstitución de la elite europea. En segunda instancia,<br />

las cicatrices y cadenas son entendidas como señales de una lógica histórica profunda,<br />

una lógica que condiciona y dirige las acciones de los colonizados mientras<br />

estos combaten por todos los medios el colonialismo.<br />

Estos dos modos de considerar el sufrimiento impuesto bajo el colonialismo<br />

mantienen una distancia considerable con respecto a la perspectiva humanista, que<br />

se opondría sencilla y categóricamente a un sufrimiento semejante por considerarlo<br />

incorrecto desde el punto de vista moral. Sartre se lamenta abiertamente de un humanismo<br />

que se muestra ciego ante las circunstancias políticas que propician un sufrimiento<br />

que es moralmente reprobable, en tanto en cuanto podríamos oponernos<br />

al sufrimiento apoyándonos en una serie de principios morales y, sin embargo, dejar<br />

intactas las circunstancias políticas que hacen posible que dicho sufrimiento se reproduzca<br />

una y otra vez. El sufrimiento impuesto bajo el colonialismo debe así con-<br />

textualizarse políticamente. Y dentro de tal contexto, esta clase de sufrimiento, aun<br />

cuando resulte deplorable, o precisamente porque resulta deplorable, constituye<br />

una fuente de impulso para los movimientos políticos. Las cicatrices y cadenas se<br />

conciben al menos de dos maneras distintas, en tanto que resultado de actos criminales<br />

y en tanto que motores de la Historia -una noción sobre la que en breve regresaré.<br />

A lo peor, un liberal europeo no puede oponerse al sufrimiento impuesto<br />

bajo el colonialismo sin verse involucrado necesariamente en una crítica de esa configuración<br />

del Estado que deslocaliza su propia violencia, para defender su autodefi-<br />

nición falsamente humanista. Si existe algún tipo de paralelismo con nuestra situación<br />

política actual, especialmente por lo que se refiere a la deslocalización de la<br />

tortura, ello no es por casualidad, en tanto en cuanto la circunstancia colonial no<br />

puede considerarse de ningún modo como una cuestión del pasado.<br />

En un nuevo prólogo a Los condenados de la tierra, Homi Bhabha se pregunta explícitamente<br />

qué tiene que decir este tratado sobre la descolonización acerca de las<br />

circunstancias actuales de la globalización4. Señala que mientras la descolonización<br />

prefigura la «libertad» de los tiempos poscoloniales, la globalización se preocupa por<br />

la «desnacionalización estratégica de la soberanía estatal» (ibid.). Y que mientras la<br />

4 Homi Bhabha, «Framing Fanón», prefacio a F. Fanón en The W retched o f th e Earth, Nueva<br />

York, Grove Press, 2004, p. xi.<br />

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