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Piel negra, máscaras blancas - gesamtausgabe

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La caricatura del encuentro está montada sobre una densa historia racista acumulada<br />

en el grueso volumen de Lineo, contrapartida del maletín de negocios. La<br />

sonrisa del hombre de empresa, seguramente de Estados Unidos o Inglaterra o Alemania,<br />

contrasta con la cordial seriedad en el rostro del hombre de China que acarrea<br />

bajo su brazo la historia que el hombre blanco escribió sobre el hombre amarillo.<br />

Si bien Lineo usó la imagen de los colores para clasificar distintas formaciones<br />

humanas en distintas regiones del planeta, fue Immanuel Kant quien le dio a cada<br />

color un valor, usando el color en relación a grados de racionalidad y a la capacidad<br />

estética para comprender los sentimientos de lo bello y lo sublime (véase el artículo<br />

de Immanuel Eze citado anteriormente). Philip Stephen, el articulista del Financial<br />

Times, subraya la doble direccionalidad de la memoria: el grupo (o la etno-elite) que<br />

propuso la clasificación y la valoración racial olvida, a través de las generaciones, el<br />

significado histórico de la clasificación y la herida colonial/racial inflingida a otros<br />

sujetos. Y cuando alguien la recuerda, los argumentos esgrimidos por la misma<br />

etno-elite que controla el dinero, la autoridad y el conocimiento, sostiene que hay<br />

que olvidar los errores del pasado (como hizo Juan XXIII hace algunos años); o que<br />

los «hombres» somos todos iguales y hay que olvidar las diferencias. Sin embargo,<br />

para los hombres y mujeres que crecieron, vivieron y se educaron habitando, conscientes<br />

o inconscientes, el espacio de la diferencia racial (diferencia colonial epistémica<br />

y ontológica), el olvidar es más difícil; quizá no es posible. Serán necesarias<br />

reorganizaciones fuertes en el control del conocimiento, de la economía, de la autoridad,<br />

en la formación de subjetividades que habiten zonas de pluridiversidad epistémica<br />

y ontológica, zonas en las cuales no sea necesario que quien controle el conocimiento<br />

(a través de la universidad, de la prensa escrita y oral-visual y de los<br />

medios de comunicación masivos) «nos diga» que hay que olvidar y que todos<br />

los «hombres» somos iguales.<br />

¿A qué viene todo esto en relación con Fanón? Al hecho de que el principio sociogénico<br />

(a diferencia del filogénico y del ontogénico) es el principio que nos permite<br />

desprendernos de la hegemonía filogenética en el ámbito de la biología y de la<br />

neurofisiología, y de la perspectiva ontogenética en el ámbito del psicoanálisis.<br />

«Desprendernos» no significa darnos un baño de olvido de categorías filosóficas y<br />

científicas que están en todos nosotros y en la sociedad, en la educación, etc. «Desprendernos»<br />

significa tres cosas:<br />

a) No aceptar las reglas hegemónicas del juego filosófico y científico como si<br />

ellas fueran las únicas posibles y si no las respetamos, caemos en el abismo de<br />

la sinrazón. Caída paralela a la acusación o al sentimiento de caer en el abismo<br />

del pecado y de la oscuridad moral, si nos apartamos de las reglas teológicas<br />

y de la religión cristiana.<br />

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