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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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compuestas y precisamente aquella a la que podría <strong>de</strong>nominar mi flor preferida. Más<br />
cariñosa que yo, suele mi mujer traerme con frecuencia esta flor <strong>de</strong>l mercado.<br />
Veo ante mí la monografía que he escrito. Tampoco esto carece <strong>de</strong> una relación.<br />
Aquel amigo mío resi<strong>de</strong>nte en Berlín al que antes hube <strong>de</strong> referirme, y que posee en alto<br />
grado la facultad <strong>de</strong> imaginación plástica, me escribió ayer: «No <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> pensar en tu libro<br />
sobre <strong>los</strong> <strong>sueños</strong>. Lo veo terminado ante mí, y paso sus hojas lleno <strong>de</strong> interés.» Le envidio<br />
profundamente esta facultad <strong>de</strong> visión. ¡Ojalá pudiese ver también yo mi libro terminado<br />
ante mí!<br />
<strong>La</strong> lámina en colores.- Siendo estudiante <strong>de</strong> Medicina compliqué<br />
extraordinariamente mi trabajo por el afán <strong>de</strong> no estudiar sino en monografías. A pesar <strong>de</strong><br />
mis limitados medios económicos, adquirí varias importantes publicaciones médicas, cuyas<br />
láminas en colores me encantaban. Este afán <strong>de</strong> buscar lo completo en cada cuestión me<br />
enorgullecía. Cuando luego comencé a publicar por mi cuenta, tuve que dibujar las láminas<br />
correspondientes a mis trabajos, y sé que una <strong>de</strong> ellas salió tan imperfectamente, que<br />
motivó las burlas <strong>de</strong> un benévolo colega. A esto se enlaza, no sé muy bien cómo, un muy<br />
temprano recuerdo infantil. Mi padre tuvo un día la humorada -apenas justificable <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
punto <strong>de</strong> vista educativo- <strong>de</strong> entregarnos a mí y a la mayor <strong>de</strong> mis hermanas, para que lo<br />
estropeáramos y <strong>de</strong>struyéramos a nuestro antojo, un libro con láminas en colores.<br />
(Descripción <strong>de</strong> un viaje por Persia).<br />
Por entonces tenía yo cinco años y mi hermana no llegaba a tres. El cuadro que<br />
formábamos mi hermana y yo, <strong>de</strong>struyendo gozosamente el libro -al que fuimos arrancando<br />
las hojas una por una (como a una alcachofa)-, es casi el único perteneciente a aquella edad,<br />
<strong>de</strong>l que conservo aún un recuerdo plástico. Cuando <strong>de</strong>spués comencé mi vida <strong>de</strong> estudiante,<br />
se <strong>de</strong>sarrolló en mí una gran afición a poseer libros (correspondiente a la inclinación a<br />
estudiar en monografías; una afición como las que aparecen en las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l sueño con<br />
respecto a <strong>los</strong> ciclámenes y a las alcachofas). Llegué a ser un gusano <strong>de</strong> <strong>los</strong> libros (cf.<br />
herbario). Des<strong>de</strong> que hube <strong>de</strong> comenzar a reflexionar sobre mí mismo, he referido siempre<br />
esta primera pasión <strong>de</strong> mi vida a la impresión infantil antes indicada, o, mejor dicho, he<br />
reconocido que dicha escena infantil constituye un recuerdo encubridor <strong>de</strong> mi posterior<br />
bibliomanía. Naturalmente, no tardó en mostrárseme que las pasiones nos acarrean con<br />
facilidad amargos sinsabores. Teniendo diecisiete años se me acumuló en la librería una<br />
elevada cuenta, en ocasión en la que no disponía <strong>de</strong> medios para saldarla, y apenas me<br />
sirvió <strong>de</strong> excusa para con mi padre el buen motivo <strong>de</strong> mis gastos. El recuerdo <strong>de</strong> este suceso<br />
<strong>de</strong> juventud me lleva en seguida a la conversación que con mi amigo el doctor Königstein<br />
mantuve la tar<strong>de</strong> anterior al sueño; conversación en la que tratamos también <strong>de</strong>l reproche<br />
que, como en el citado suceso juvenil, suele hacérseme ahora, <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarme arrastrar<br />
<strong>de</strong>masiado por mis aficiones y preferencias.<br />
Por razones que no hacen al caso, prescindiré <strong>de</strong> continuar aquí la <strong>interpretación</strong> <strong>de</strong><br />
este sueño, y me limitaré a indicar el camino que a la misma conduce. Durante la labor <strong>de</strong><br />
análisis me ha sido recordada repetidamente mi conversación con el doctor Königstein.<br />
Pasando revista a <strong>los</strong> temas en ella tratados, se me hace comprensible el sentido <strong>de</strong>l sueño.<br />
Todas las rutas mentales iniciadas, o sea, las referentes a las aficiones <strong>de</strong> mi mujer y a las<br />
mías propias, a la cocaína, a las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la asistencia médica entre colegas, a mi<br />
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