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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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hombre con recuerdos verbales, cuyos restos cualitativos bastan para atraer sobre ellas la<br />
atención <strong>de</strong> la conciencia.<br />
<strong>La</strong> diversidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> problemas <strong>de</strong> la conciencia se nos muestra en su totalidad en el<br />
análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> procesos mentales histéricos. Experimentamos entonces la impresión <strong>de</strong> que<br />
también el paso <strong>de</strong> lo preconsciente a la carga <strong>de</strong> la conciencia se halla ligado a una censura<br />
análoga a la existente entre Inc. y Prec. También esta censura comienza a partir <strong>de</strong> cierto<br />
límite cuantitativo, quedando sustraídos a ella <strong>los</strong> productos mentales poco intensos. Todos<br />
<strong>los</strong> casos posibles <strong>de</strong> inaccesibilidad a la conciencia, así como <strong>los</strong> <strong>de</strong> penetración a la<br />
misma bajo ciertas restricciones, aparecen reunidos en el cuadro <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos<br />
psiconeuróticos, y todos estos fenómenos indican la íntima y recíproca conexión existente<br />
entre la censura y la conciencia. Con la comunicación <strong>de</strong> dos casos <strong>de</strong> este género daremos<br />
por terminadas estas especulaciones psicológicas. En una ocasión fuí llamado a consulta<br />
para examinar a una muchacha <strong>de</strong> aspecto inteligente y <strong>de</strong>cidido. Su toilette me llamó<br />
inmediatamente la atención, pues contra todas las costumbres femeninas, llevaba colgando<br />
una media y <strong>de</strong>sabrochados <strong>los</strong> botones <strong>de</strong> la blusa. Se quejaba <strong>de</strong> dolores en una pierna, y<br />
sin que yo le hiciera indicación alguna, se quitó la media y me mostró la pantorrilla. Su<br />
queja principal es la siguiente, que reproduzco aquí con sus mismas palabras: siente como<br />
si tuviera <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l vientre algo que se moviera <strong>de</strong> aquí para allá, sensación que le produce<br />
profundas emociones. A veces es como si todo su cuerpo se pusiera rígido. Al oir estas<br />
palabras, el colega que me había llamado a consulta me miró significativamente. No eran,<br />
en efecto, nada equívocas. Lo extraño es que la madre <strong>de</strong> la sujeto no sospechase su<br />
sentido, a pesar <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> haberse hallado repetidamente en la situación que con ellas<br />
<strong>de</strong>scribía su hija. Esta no tiene i<strong>de</strong>a ninguna <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> sus palabras, pues si la tuviera<br />
no las pronunciaría. Se ha conseguido, por tanto, en este caso cegar <strong>de</strong> tal manera a la<br />
censura, que una fantasía que permanece generalmente en lo preconsciente ha sido acogida<br />
en la conciencia bajo el disfraz <strong>de</strong> una queja y como absolutamente inocente.<br />
Otro ejemplo. Comienzo el tratamiento psicoanalítico <strong>de</strong> un niño <strong>de</strong> catorce años<br />
que pa<strong>de</strong>ce <strong>de</strong> «tic» convulsivo, vómitos histéricos, dolores <strong>de</strong> cabeza, etcétera, etc.<br />
Asegurándole que cerrando <strong>los</strong> ojos vería imágenes o se le ocurrirían cosas que <strong>de</strong>bería<br />
comunicarme, el paciente me respon<strong>de</strong> en imágenes. <strong>La</strong> última impresión recibida por él<br />
antes <strong>de</strong> venir a verme vive visualmente en su recuerdo. Había estado jugando a las damas<br />
con su tío y ve ahora el tablero ante sí. Discute y me explica <strong>de</strong>terminadas posiciones que<br />
son favorables o <strong>de</strong>sfavorables y ciertas jugadas que no <strong>de</strong>ben hacerse. Después ve sobre el<br />
tablero un puñal, que no es <strong>de</strong> su tío, sino <strong>de</strong> su padre, pero que traslada a casa <strong>de</strong> su tío,<br />
colocándolo sobre el tablero. Luego aparece en el mismo lugar una hoz y luego una<br />
guadaña, acabando por componerse la imagen <strong>de</strong> un viejo labrador que siega la hierba.<br />
Después <strong>de</strong> algunos días llegué a la comprensión <strong>de</strong> esta yuxtaposición <strong>de</strong> imágenes. El<br />
niño vive en medio <strong>de</strong> circunstancias familiares que le han excitado: un padre colérico y<br />
severo, en perpetua guerra con la madre y cuyo único medio educativo era una constante<br />
amenaza; la separación <strong>de</strong> <strong>los</strong> cónyuges y el alejamiento <strong>de</strong> la madre, cariñosa y débil, y el<br />
nuevo matrimonio <strong>de</strong>l padre, que apareció una tar<strong>de</strong> en su casa con una mujer joven y dijo<br />
al niño que aquella era su nueva mamá. Pocos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> este suceso fue cuando el<br />
niño comenzó a enfermar. Su cólera retenida con el padre es lo que ha reunido las imágenes<br />
referidas en alusiones fácilmente comprensibles.<br />
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