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SIGMUND FREUD<br />
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aparato, nos sale aquí nuevamente al encuentro. El material <strong>de</strong> excitaciones afluye al<br />
órgano sensorial Cc. <strong>de</strong>s<strong>de</strong> dos partes diferentes; esto es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sistema P, cuya<br />
excitación condicionada por cualida<strong>de</strong>s pasa probablemente por una nueva elaboración<br />
hasta que se convierte en sensación consciente, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el interior <strong>de</strong>l aparato mismo, cuyos<br />
procesos cuantitativos son sentidos como una serie <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> placer y displacer<br />
cuando han llegado a ciertas transformaciones.<br />
Los físicos, que han sospechado la posibilidad <strong>de</strong> formaciones intelectuales<br />
correctas y altamente complicadas sin intervención <strong>de</strong> la conciencia, han consi<strong>de</strong>rado luego<br />
muy difícil señalar a esta última una misión, pues se les mostraba como un reflejo superfluo<br />
<strong>de</strong>l proceso psíquico terminado. <strong>La</strong> analogía <strong>de</strong> nuestro sistema Cc. con el sistema <strong>de</strong> las<br />
percepciones nos ahorra esta dificultad. Vemos que la percepción por nuestros órganos<br />
sensoriales trae consigo la consecuencia <strong>de</strong> dirigir una carga <strong>de</strong> energía por <strong>los</strong> caminos por<br />
<strong>los</strong> que se difun<strong>de</strong> la excitación sensorial afluyente. <strong>La</strong> excitación cualitativa <strong>de</strong>l sistema P<br />
sirve para regular el curso <strong>de</strong> la cantidad móvil en el aparato psíquico. Esta misma misión<br />
pue<strong>de</strong> ser atribuida al órgano sensorial <strong>de</strong>l sistema Cc. Al percibir nuevas cualida<strong>de</strong>s rin<strong>de</strong><br />
una nueva aportación a la dirección y distribución <strong>de</strong> las cargas móviles <strong>de</strong> energía. Por<br />
medio <strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong> placer y displacer influye sobre el curso <strong>de</strong> las cargas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
aparato psíquico, que fuera <strong>de</strong> esto se mantiene inconsciente y labora por medio <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>splazamientos <strong>de</strong> cantidad. Es verosímil que el principio <strong>de</strong>l displacer regule inicialmente<br />
<strong>los</strong> <strong>de</strong>splazamientos <strong>de</strong> la carga <strong>de</strong> un modo automático, pero es muy posible que la<br />
conciencia lleve a cabo una segunda regulación más sutil <strong>de</strong> estas cualida<strong>de</strong>s, regulación<br />
que pue<strong>de</strong> incluso oponerse a la primera y que completa y perfecciona la capacidad<br />
funcional <strong>de</strong>l aparato, modificando su disposición primitiva para permitirle someter a la<br />
carga <strong>de</strong> energía psíquica y a la elaboración aquello que se halla enlazado con <strong>de</strong>sarrol<strong>los</strong><br />
<strong>de</strong> displacer. <strong>La</strong> psicología <strong>de</strong> la neurosis nos enseña que esta regulación por la excitación<br />
cualitativa <strong>de</strong>l órgano sensorial <strong>de</strong>sempeña un importantísimo papel en la actividad<br />
funcional <strong>de</strong>l aparato.<br />
El dominio automático <strong>de</strong>l principio primario <strong>de</strong> displacer y la subsiguiente<br />
limitación <strong>de</strong> la capacidad funcional quedan suprimidos por las regulaciones sensibles, las<br />
cuales son nuevamente, <strong>de</strong> por sí, automatismos. Vemos que la represión a<strong>de</strong>cuada al<br />
principio termina en una renuncia perjudicial a la coerción y al dominio anímico, recayendo<br />
mucho más fácilmente sobre <strong>los</strong> recuerdos que sobre las percepciones, pues <strong>los</strong> primeros<br />
carecen <strong>de</strong>l incremento <strong>de</strong> carga provocado por la excitación <strong>de</strong>l órgano sensorial psíquico.<br />
<strong>La</strong>s i<strong>de</strong>as rechazables no se hacen conscientes unas veces por haber sucumbido a la<br />
represión; pero otras pue<strong>de</strong>n no hallarse reprimidas, sino haber sido sustraídas a la<br />
conciencia por otras causas. Estos son <strong>los</strong> indicios <strong>de</strong> que la terapia se sirve para solucionar<br />
las represiones. El valor <strong>de</strong> la sobrecarga provocada por la influencia reguladora <strong>de</strong>l órgano<br />
sensorial Cc. sobre la cantidad móvil queda representado en una conexión teleológica por la<br />
creación <strong>de</strong> nuevas series <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s y con ello <strong>de</strong> una nueva regulación, que pertenece,<br />
quizá, a las prerrogativas concedidas al hombre sobre <strong>los</strong> animales. Los procesos<br />
intelectuales carecen en sí <strong>de</strong> calidad, salvo en lo que respecta a las excitaciones placientes<br />
y displacientes concomitantes, que <strong>de</strong>ben ser mantenidas a raya, como posibles<br />
perturbaciones <strong>de</strong>l pensamiento. Para prestarles una cualidad quedan asociados en el<br />
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