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SIGMUND FREUD<br />
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cámara con dos bancos <strong>de</strong> piedra adosados a las pare<strong>de</strong>s y sobre <strong>los</strong> que yacían dos<br />
esqueletos. <strong>La</strong> casita <strong>de</strong> mi sueño presenta exactamente esta misma disposición<br />
sustituyéndose tan sólo la ma<strong>de</strong>ra a la piedra. El sueño parece <strong>de</strong>cir: «Si has <strong>de</strong> ir a la<br />
tumba, que sea a la tumba etrusca», y con esta sustitución transforma la más triste <strong>de</strong> las<br />
expectativas en otra muy <strong>de</strong>seada. Desgraciadamente, no pue<strong>de</strong> el sueño transformar en su<br />
contrario, como ya veremos en páginas ulteriores, más que la representación que acompaña<br />
al afecto y no el afecto mismo. De aquí el sobresalto con que <strong>de</strong>spierto. Al final <strong>de</strong> este<br />
sueño alcanza también una representación la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que quizá <strong>los</strong> hijos consigan aquello<br />
que ha sido negado al padre, nueva alusión a la extraña novela, en la que la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong><br />
una persona permanece conservada a través <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> generaciones durante dos mil<br />
años.<br />
VIII. En el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> otro sueño hallamos igualmente una expresión <strong>de</strong>l asombro<br />
que su contenido manifiesto <strong>de</strong>spierta en mí, pero enlazada esta vez con una tentativa <strong>de</strong><br />
aclaración tan singular y tan ingeniosamente buscada al parecer, que sólo por ella hubiera<br />
sometido el sueño completo a un minucioso análisis, aunque no hubiese presentado otras<br />
particularida<strong>de</strong>s interesantes. En la noche <strong>de</strong>l 18 al 19 <strong>de</strong> julio voy durmiendo en el tren <strong>de</strong><br />
Südbahn y oigo entre <strong>sueños</strong>: «Hollthurn, diez minutos.» En seguida pienso en la holoturias<br />
en un museo <strong>de</strong> historia natural -y luego en que es éste el lugar don<strong>de</strong> un puñado <strong>de</strong><br />
hombres <strong>de</strong> valor se <strong>de</strong>fendió en vano contra el po<strong>de</strong>r inmensamente superior <strong>de</strong> su<br />
monarca. ¡Sí; la Contrarreforma en Austria! Como si fuese un lugar <strong>de</strong> Steiermark o <strong>de</strong>l<br />
Tirol. Veo ahora imprecisamente un pequeño museo en el que se conservan <strong>los</strong> restos o las<br />
pertenencias <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> hombres. Quisiera bajarme, pero lo <strong>de</strong>jo para más tar<strong>de</strong>. Sentadas<br />
sobre el andén hay varias mujeres -ven<strong>de</strong>doras <strong>de</strong> fruta- que tien<strong>de</strong>n hacia nosotros sus<br />
cestos con a<strong>de</strong>mán gran<strong>de</strong>mente invitador. He dudado en bajar porque no sabía si tendría<br />
tiempo, y resulta que aún estamos parados. De repente me encuentro en otro <strong>de</strong>partamento,<br />
en el que el respaldo y <strong>los</strong> asientos son tan estrechos, que la espalda se apoya en el trasero<br />
<strong>de</strong>l coche.<br />
Experimento asombro, pero quizá es que he cambiado <strong>de</strong> coche durmiendo. Varias<br />
personas, entre ellas dos jóvenes ingleses, hermano y hermana. Veo claramente una hilera<br />
<strong>de</strong> libros colocada en un estante adosado a la pared. Entre el<strong>los</strong>, dos volúmenes muy<br />
gruesos y encua<strong>de</strong>rnados en tela: Wealth of nations y Matters and Motion (<strong>de</strong> Maxwell). El<br />
joven pregunta a su hermana si ha olvidado un libro <strong>de</strong> Schiller. Los libros parecen tan<br />
pronto pertenecerme como ser propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros dos. Quiero mezclarme en la<br />
conversación para confirmar o apoyar algo... Despierto bañado en sudor, pues están<br />
cerradas todas las ventanillas. El tren se halla parado en la estación <strong>de</strong> Marburgo... Al<br />
sentar mi sueño por escrito recuerdo otro fragmento olvidado hasta entonces:<br />
«Refiriéndome a una <strong>de</strong>terminada obra, digo a <strong>los</strong> hermanos: «It is from...»; pero rectifico<br />
al punto: «It is by...» El joven advierte entonces a su hermana: «Lo ha dicho bien.» El<br />
sueño comienza oyendo yo gritar el nombre <strong>de</strong> la estación -Marburgo- en la que el tren se<br />
había <strong>de</strong>tenido, nombre que queda sustituido por el <strong>de</strong> Hollthurn. Pero la mención <strong>de</strong><br />
Schiller, nacido en Marburgo, <strong>de</strong>muestra que fue éste realmente el nombre que oí medio<br />
dormido . A pesar <strong>de</strong> ir en primera, hice este viaje en condiciones muy incómodas. El tren<br />
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