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La interpretación de los sueños

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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />

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mitigado ya en el momento <strong>de</strong>l sueño, extrae, en cambio, un refuerzo <strong>de</strong> fuentes muy<br />

profundas, y se convierte <strong>de</strong> este modo en una impetuosa corriente <strong>de</strong> sentimientos hostiles<br />

contra personas que, en realidad, me son muy queridas. <strong>La</strong> fuente que proporciona este<br />

refuerzo mana en lo infantil. He relatado ya que, tanto mis calurosas amista<strong>de</strong>s como mis<br />

enemista<strong>de</strong>s con personas <strong>de</strong> mi edad, se enlazan a mis relaciones infantiles con mi sobrino<br />

John, un año mayor que yo. Ya he indicado repetidamente las características <strong>de</strong> estas<br />

relaciones. Como un sobrino me dominaba por su mayor edad, tuve que apren<strong>de</strong>r<br />

tempranamente a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rme, y vivimos así inseparablemente unidos y queriéndonos<br />

mucho, pero también peleándonos, pegándonos -y acusándonos-. Todos mis amigos<br />

posteriores han constituido y constituyen, en cierto sentido, encarnaciones <strong>de</strong> esta figura <strong>de</strong><br />

mi infantil compañero y fantasmales reapariciones <strong>de</strong> la misma (revenants). Mi sobrino<br />

mismo retornó a mi casa en mis años <strong>de</strong> adolescencia, siendo entonces cuando<br />

representamos la escena entre César y Bruto. Un íntimo amigo y un odiado enemigo han<br />

sido siempre necesida<strong>de</strong>s imprescindibles <strong>de</strong> mi vida sentimental, y siempre he sabido<br />

procurárme<strong>los</strong> <strong>de</strong> nuevo. No pocas veces quedó reconstituido tan completamente este i<strong>de</strong>al<br />

infantil, que amigo y enemigo coincidieron en la misma persona, aunque naturalmente, no<br />

al mismo tiempo ni en constante oscilación, como sucedió en mis primeros años.<br />

No po<strong>de</strong>mos empren<strong>de</strong>r aquí la investigación <strong>de</strong> la forma en que dadas estas<br />

conexiones pue<strong>de</strong> un motivo <strong>de</strong> afecto retroce<strong>de</strong>r hasta otro análogo infantil para hacerse<br />

sustituir por él en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> afecto. Es ésta una cuestión que pertenece a la psicología<br />

<strong>de</strong>l pensamiento inconsciente, y hallaría su lugar en una explicación psicológica <strong>de</strong> las<br />

neurosis. Para la <strong>interpretación</strong> que <strong>de</strong> momento nos ocupa supondremos que en este punto<br />

<strong>de</strong>l análisis surge una reminiscencia infantil exacta o fantaseada -cuyo contenido es el que<br />

sigue: <strong>los</strong> dos niños comienzan a pelearse por la posesión <strong>de</strong> un objeto, que <strong>de</strong>jaremos aquí<br />

in<strong>de</strong>terminado, aunque el recuerdo o la fantasía lo concretan perfectamente. Ambos alegan<br />

haber llegado antes y tener, por tanto, mejor <strong>de</strong>recho. Pero como ninguno quiere ce<strong>de</strong>r,<br />

vienen a las manos. Por <strong>de</strong>terminadas indicaciones <strong>de</strong>l sueño podría suponerse que la razón<br />

no estaba esta vez <strong>de</strong> mi parte («dándome cuenta <strong>de</strong> mi error» o «<strong>de</strong> que me expreso mal»);<br />

pero la fuerza <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> en mi favor, y quedo dueño <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> batalla. El vencido acu<strong>de</strong> a<br />

mi padre y abuelo suyo para acusarme; pero yo me <strong>de</strong>fiendo con las palabras ya indicadas<br />

en mi anterior examen <strong>de</strong> este sueño y que me fueron repetidas por mi padre en años<br />

posteriores: «Le pego porque él me ha pegado antes.» Esta reminiscencia, o más<br />

probablemente fantasía, que surge en mí durante el análisis <strong>de</strong>l sueño -sin garantía ninguna<br />

y sin que yo mismo sepa cómo- constituye en las i<strong>de</strong>as latentes un elemento intermedio que<br />

reúne <strong>los</strong> sentimientos afectivos <strong>de</strong> las mismas, como la concha <strong>de</strong> una fuente monumental<br />

recoge las aguas <strong>de</strong> <strong>los</strong> surtidores para verterlas <strong>de</strong>spués en la taza. Partiendo <strong>de</strong> este<br />

elemento intermedio, empren<strong>de</strong>n las i<strong>de</strong>as latentes <strong>los</strong> caminos que siguen: Te está muy<br />

bien empleado haber tenido que <strong>de</strong>jarme libre el puesto a la fuerza. ¿Por qué quisiste<br />

arrojarme antes <strong>de</strong> él? No te necesito para nada. Ya encontraré otro con quien jugar, etc.<br />

Estos pensamientos siguen luego caminos que vuelven a llevar<strong>los</strong> a la representación<br />

onírica. En una ocasión hube <strong>de</strong> reprochar un tal ôte-toi que je m'y mette a mi difunto<br />

amigo José.<br />

Siguiendo mis huellas, había entrado como aspirante en el laboratorio <strong>de</strong> Brücke,<br />

institución en la que el ascenso no solía ser rápido. Mi amigo, que sabía su vida limitada y<br />

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