You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
____________________________________________________________________________________<br />
reposo tiene, <strong>de</strong>l mismo modo que en el resto <strong>de</strong> la vigilia, el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> purificar moralmente<br />
su alma.<br />
Hil<strong>de</strong>brandt ahonda mucho más en el análisis <strong>de</strong> esta mezcla <strong>de</strong> negación y<br />
afirmación <strong>de</strong> nuestra responsabilidad con respecto al contenido moral <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong>.<br />
Después <strong>de</strong> indicar que la forma dramática <strong>de</strong> exposición adoptada por el fenómeno<br />
onírico, la acumulación <strong>de</strong> <strong>los</strong> más complicados procesos reflexivos en un brevísimo<br />
espacio <strong>de</strong> tiempo y la <strong>de</strong>svalorización y confusión -que también reconoce- <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
elementos <strong>de</strong> representación, <strong>de</strong>ben tenerse en cuenta, como circunstancias atenuantes, al<br />
juzgar el aspecto inmoral <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong>, confiesa que tampoco nos es posible negar en<br />
absoluto toda responsabilidad por <strong>los</strong> pecados y faltas que en el<strong>los</strong> cometemos. Página 49:<br />
«Cuando queremos rechazar <strong>de</strong> un modo <strong>de</strong>cidido una acusación injusta referente a<br />
nuestros propósitos o sentimientos, solemos servirnos <strong>de</strong> la expresión: «Eso no se me ha<br />
ocurrido ni aun en <strong>sueños</strong>.» Con esto manifestamos por un lado, que el dominio <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>sueños</strong> es para nosotros el último por cuyo contenido pudiera exigírse<strong>los</strong> responsabilidad,<br />
puesto que nuestros pensamientos no poseen en él sino tan escasa y lejana conexión con<br />
nuestro verda<strong>de</strong>ro ser, que apenas pue<strong>de</strong>n ya atribuírsenos; pero al sentirnos inducidos a<br />
negar también la existencia <strong>de</strong> tales pensamientos en este dominio, confesamos al mismo<br />
tiempo indirectamente que nuestra justificación sería incompleta ni no alcanzase también<br />
hasta él. A mi juicio, hablamos aquí, siquiera sea inconscientemente, el lenguaje <strong>de</strong> la<br />
verdad.» Página 52: «No po<strong>de</strong>mos suponer ningún hecho onírico cuyo primer motivo no<br />
haya cruzado antes en alguna forma a título <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo, aspiración o sentimiento por el alma<br />
<strong>de</strong>l individuo <strong>de</strong>spierto.»<br />
Este primer sentimiento no lo ha inventado el sueño; se ha limitado a copiarlo y<br />
<strong>de</strong>sarrollarlo, elaborando en forma dramática un adarme <strong>de</strong> materia histórica que halló<br />
previamente en nosotros. Así, pues, el fenómeno onírico no hace sino poner en escena las<br />
palabras <strong>de</strong>l Apóstol: «Aquel que odia a su hermano es un homicida.» Y mientras que<br />
conscientes <strong>de</strong> nuestra energía moral po<strong>de</strong>mos sonreir, al <strong>de</strong>spertar, ante el amplio cuadro<br />
perverso que nuestro sueño pecador nos ha presentado, el nódulo originario causal no<br />
presenta faceta alguna que nos mueva a risa. Nos sentimos, por tanto, responsables <strong>de</strong><br />
nuestros extravíos oníricos; no en su totalidad, pero sí en cierto tanto por ciento.<br />
«Compren<strong>de</strong>mos, en este indiscutible sentido, la palabra <strong>de</strong> Cristo: 'Del corazón vienen<br />
ma<strong>los</strong> pensamientos', y no po<strong>de</strong>mos casi <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> la convicción <strong>de</strong> que cada pecado<br />
cometido en el sueño trae consigo para nosotros, por lo menos, un oscuro mínimo <strong>de</strong><br />
culpa.»<br />
En <strong>los</strong> gérmenes <strong>de</strong> sentimientos reprobables que a título <strong>de</strong> tentaciones cruzan por<br />
nuestra alma en la vigilia encuentra, pues, Hil<strong>de</strong>brandt la fuente <strong>de</strong> inmoralidad <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>sueños</strong> y no vacila en tener en cuenta estos elementos inmorales en la estimación moral <strong>de</strong><br />
la personalidad. Estos mismos pensamientos y su idéntica valoración es lo que ha hecho<br />
acusarse a <strong>los</strong> santos y a <strong>los</strong> hombres piadosos <strong>de</strong> toda época <strong>de</strong> ser <strong>los</strong> más gran<strong>de</strong>s<br />
pecadores No cabe duda alguna sobre la general aparición <strong>de</strong> estas representaciones<br />
contrastantes en la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres y también con relación a dominios distintos <strong>de</strong>l<br />
ético. Pero algunas veces se les ha juzgado con menos severidad. Así, Spitta transcribe las<br />
siguientes manifestaciones <strong>de</strong> A. Zeller (pág. 144): «Raras veces se halla tan felizmente<br />
50