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La interpretación de los sueños

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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />

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<strong>de</strong>scansa en la cuna.<br />

Solución: Nachkommen («seguir, venir <strong>de</strong>trás» -«<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia»-). Cuando luego vi<br />

pasar en coche (varfahren) al con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Thun y recordé aprobándolas, las palabras <strong>de</strong> Fígaro<br />

sobre <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s señores, cuyo único mérito es haberse tomado el trabajo <strong>de</strong> nacer (<strong>de</strong><br />

constituir la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia -Nachkommen- <strong>de</strong> otros), se convirtieron estas adivinanzas en<br />

i<strong>de</strong>as intermedias para la elaboración onírica. <strong>La</strong> facilidad <strong>de</strong> confundir a un aristócrata con<br />

su cochero, y nuestra antigua costumbre <strong>de</strong> dar a <strong>los</strong> cocheros el apelativo <strong>de</strong> «señor<br />

cuñado» (Herr Schwager), permitieron que la con<strong>de</strong>nsación onírica incluyera a mi hermano<br />

en la misma representación. Pero la i<strong>de</strong>a latente que actúa <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> todo ello es la<br />

siguiente: Es un disparate enorgullecerse <strong>de</strong> sus antepasados. Por mi parte, prefiero ser el<br />

fundador <strong>de</strong> una estirpe. Esto es, el que por sus méritos propios alcanza renombre y lo<br />

transmite a su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia.<br />

El <strong>de</strong>satino <strong>de</strong>l sueño refleja, pues, el juicio: «Es un disparate...», contenido en las<br />

i<strong>de</strong>as latentes. Así, pues, el sueño es hecho absurdo cuando el juicio «esto es un <strong>de</strong>satino»<br />

aparece incluido en el contenido latente, o, en general, cuando alguna <strong>de</strong> las series <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as<br />

<strong>de</strong>l sujeto entraña burla o crítica. Lo absurdo llega a ser <strong>de</strong> este modo uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> medios<br />

que la elaboración onírica utiliza para representar la contradicción, <strong>de</strong>biendo ser agregado,<br />

por tanto, como tal a la inversión <strong>de</strong> una relación <strong>de</strong> material entre las i<strong>de</strong>as latentes y el<br />

contenido manifiesto y al empleo <strong>de</strong> la sensación motora <strong>de</strong> coerción; pero la absurdidad<br />

<strong>de</strong>l sueño no pue<strong>de</strong> ser traducida por un simple «no», sino que ha <strong>de</strong> reproducir<br />

simultáneamente la disposición <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as latentes y la oposición contra la burla o el<br />

insulto. Sólo con este propósito produce la elaboración onírica algo risible. Transforma aquí<br />

nuevamente una parte <strong>de</strong>l contenido latente en una forma manifiesta.<br />

En realidad, hemos tropezado ya con un ejemplo convincente <strong>de</strong> esta significación<br />

<strong>de</strong> un sueño absurdo. El sueño <strong>de</strong> la representación <strong>de</strong> una ópera <strong>de</strong> Wagner, que dura hasta<br />

las siete y cuarto <strong>de</strong> la mañana, siendo dirigida la orquesta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong> una torre, etc.<br />

(Pág. 554) -sueño que interpretamos sin necesidad <strong>de</strong> análisis-, afirma abiertamente lo que<br />

sigue: «El mundo marcha al revés y la sociedad está loca. Nunca alcanzan las cosas<br />

aquel<strong>los</strong> que las <strong>de</strong>sean y poseen algún mérito, sino aquel<strong>los</strong> otros que no las merecen ni<br />

saben apreciarlas.» Con esto alu<strong>de</strong> la sujeto a su propio <strong>de</strong>stino, comparándolo con el <strong>de</strong> su<br />

prima. Tampoco es casual, en modo alguno, que <strong>los</strong> ejemp<strong>los</strong> que se nos han ofrecido para<br />

ilustrar la absurdidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> traten todos <strong>de</strong>l difunto padre <strong>de</strong>l sujeto, pues en estos<br />

<strong>sueños</strong> aparecen reunidas <strong>de</strong> un modo típico las condiciones <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> <strong>sueños</strong><br />

absurdos. <strong>La</strong> autoridad <strong>de</strong> que el padre se halla investido provoca tempranamente la crítica<br />

<strong>de</strong>l hijo, y sus severas exigencias educativas inclinan al niño a espiar atentamente toda<br />

posible <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> su progenitor, viendo en ella una justificación <strong>de</strong> sus propias faltas.<br />

Pero el respeto y el cariño con que nuestro pensamiento envuelve a la figura paterna, sobre<br />

todo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, agudizan la censura, que aleja <strong>de</strong> la conciencia toda<br />

manifestación <strong>de</strong> crítica.<br />

IV. Un nuevo sueño absurdo, en el que interviene un padre difunto (<strong>de</strong> S. Freud)<br />

«Recibo una carta <strong>de</strong>l Ayuntamiento <strong>de</strong> mi ciudad natal reclamándome el pago <strong>de</strong> una<br />

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