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La interpretación de los sueños

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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />

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proporcionado aún dato alguno sobre el «salmón ahumado», mencionado en el contenido<br />

manifiesto, pregunto a mi paciente: «¿Por qué ha escogido usted en su sueño precisamente<br />

este pescado?» «Sin duda -me respon<strong>de</strong>- porque es el plato preferido <strong>de</strong> mi amiga.»<br />

Casualmente conozco también a esta señora y puedo confirmar que le suce<strong>de</strong> con este plato<br />

lo mismo que a mi paciente con el caviar; esto es, que, gustándole mucho, se priva <strong>de</strong> él por<br />

razones <strong>de</strong> economía.<br />

Este mismo sueño es susceptible <strong>de</strong> otra <strong>interpretación</strong> más sutil, que incluso queda<br />

hecha necesaria para una circunstancia accesoria. Tales dos interpretaciones no se<br />

contradicen, sino que se superponen, constituyendo un ejemplo <strong>de</strong>l doble sentido habitual<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> y, en general, <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>más productos psicopatológicos. Ya hemos visto<br />

que contemporáneamente a este sueño, que parecía negarle un <strong>de</strong>seo, se ocupaba la sujeto<br />

en crearse, en la realidad, un <strong>de</strong>seo no satisfecho (el caviar). También su amiga había<br />

exteriorizado un <strong>de</strong>seo, el <strong>de</strong> engordar, y no nos admiraría que nuestra paciente hubiera<br />

soñado que a su amiga le había sido negado un <strong>de</strong>seo. Su <strong>de</strong>seo propio es, efectivamente,<br />

que no se realiza un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> su amiga. Pero, en lugar <strong>de</strong> esto, sueña que no se le realiza a<br />

ella otro suyo. Obtendremos, pues, una nueva <strong>interpretación</strong> si aceptamos que la sujeto no<br />

se refiere en su sueño a sí misma, sino a su amiga, sustituyéndose a ella en el contenido<br />

manifiesto o, como también podríamos <strong>de</strong>cir, i<strong>de</strong>ntificándose con ella. A mi juicio es esto,<br />

en efecto, lo que ha llevado a cabo, y como signo <strong>de</strong> tal i<strong>de</strong>ntificación se ha creado, en la<br />

realidad, un <strong>de</strong>seo insatisfecho. Pero ¿qué sentido tiene la i<strong>de</strong>ntificación histérica? Para<br />

esclarecer este punto se nos hace precisa una minuciosa exposición. <strong>La</strong> i<strong>de</strong>ntificación es un<br />

factor importantísimo <strong>de</strong>l mecanismo <strong>de</strong> <strong>los</strong> síntomas histéricos, y constituye el medio por<br />

el que <strong>los</strong> enfermos logran expresar en sus síntomas <strong>los</strong> estados <strong>de</strong> toda una amplia serie <strong>de</strong><br />

personas y no únicamente <strong>los</strong> suyos propios.<br />

De este modo sufren por todo un conjunto <strong>de</strong> hombres y les es posible representar<br />

todos <strong>los</strong> papeles <strong>de</strong> una obra dramática con sólo sus medios personales. Se me objetará que<br />

esto no es sino la conocida imitación histérica, o sea, la facultad que <strong>los</strong> histéricos poseen<br />

<strong>de</strong> imitar todos <strong>los</strong> síntomas que en otros enfermos les impresionan, facultad equivalente a<br />

una compasión elevada hasta la reproducción. Pero con esto no se hace sino señalar el<br />

camino recorrido por el proceso psíquico en la imitación histérica, y no <strong>de</strong>bemos olvidar<br />

que una cosa es el acto anímico y otra el camino que el mismo sigue. El primero es algo<br />

más complicado <strong>de</strong> lo que gustamos <strong>de</strong> representarnos la imitación <strong>de</strong> <strong>los</strong> histéricos y<br />

equivale a un proceso <strong>de</strong>ductivo inconsciente, como veremos en el siguiente ejemplo: el<br />

médico que tiene en su clínica una enferma que presenta <strong>de</strong>terminadas contracciones y<br />

advierte una mañana que este especial síntoma histérico ha encontrado numerosas<br />

imitadoras entre las <strong>de</strong>más ocupantes <strong>de</strong> la sala, no se admirará en modo alguno y se<br />

limitará a <strong>de</strong>cir: «<strong>La</strong> han visto durante un ataque y ahora la imitan. Es la infección<br />

psíquica.» Está bien; pero tal infección se <strong>de</strong>sarrolla en la forma siguiente: las enfermas<br />

saben, por lo general, bastante más unas <strong>de</strong> otras que el médico sobre cada una <strong>de</strong> ellas, y<br />

se preocupan <strong>de</strong> sus asuntos respectivos cambiando impresiones <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la visita. Si una<br />

<strong>de</strong> ellas tiene un día un ataque, las <strong>de</strong>más se enteran en seguida <strong>de</strong> que la causa <strong>de</strong>l mismo<br />

ha sido una carta que ha recibido <strong>de</strong> su casa, una renovación <strong>de</strong> sus disgustos amorosos, etc.<br />

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