You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
SIGMUND FREUD<br />
____________________________________________________________________________________<br />
consentí que el maestro tomase un aprendiz y me or<strong>de</strong>nase que le hiciera sitio en mi banco.<br />
Fui a sentarme en un rincón y seguí cosiendo.<br />
Aquel mismo día fue admitido otro oficial, que por cierto resultó ser aquel bohemio<br />
que había trabajado con nosotros diecinueve años antes y se cayó un día al arroyo yendo a<br />
la taberna. Cuando quiso sentarse no había ya sitio para él. Miré entonces<br />
interrogativamente al maestro, el cual me dijo: 'No tienes habilidad ninguna para este<br />
oficio; pue<strong>de</strong>s irte, estás <strong>de</strong>spedido.' Tanto sobresalto me produjeron estas palabras, que<br />
<strong>de</strong>sperté <strong>de</strong> mi sueño. »<strong>La</strong> luz <strong>de</strong>l alba comenzaba a penetrar por las ventanas en mi sereno<br />
hogar. En torno mío, mis amadas obras <strong>de</strong> arte adornaban la habitación. En la biblioteca,<br />
elegantemente tallada, me esperaban el eterno Homero, el gigantesco Dante, el<br />
incomparable Shakespeare, el glorioso Goethe -todos <strong>los</strong> inmortales-. Des<strong>de</strong> la habitación<br />
vecina llegaban las vocecitas <strong>de</strong> mis hijos parloteando con su madre. Me parecía haber<br />
hallado <strong>de</strong> nuevo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mucho tiempo, esta vida apacible, idílica, tierna, luminosa y<br />
henchida <strong>de</strong> poesía en la que tantas veces he sentido profundamente toda la felicidad a que<br />
el hombre pue<strong>de</strong> aspirar. Sin embargo, me <strong>de</strong>sazonaba la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> no haberme anticipado a<br />
mi maestro, dando así lugar a que me <strong>de</strong>spidiera.<br />
»Pero, ¡cosa singular!, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella noche en que fui <strong>de</strong>spedido gozo <strong>de</strong> completa<br />
tranquilidad y no sueño ya con mi lejano pasado <strong>de</strong> obrero manual, tan alegre en su falta <strong>de</strong><br />
aspiraciones y que, sin embargo, ha proyectado <strong>de</strong>spués tan larga sombra sobre mi vida.»<br />
En esta serie <strong>de</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong>l poeta, que en su juventud había sido oficial <strong>de</strong> sastre, resulta<br />
muy difícil reconocer el dominio <strong>de</strong> la realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos. Todo lo que pue<strong>de</strong> serle grato<br />
pertenece a su vida <strong>de</strong>spierta. En cambio, sus <strong>sueños</strong> parecen arrastrar <strong>de</strong> continuo la<br />
sombra fantasmal <strong>de</strong> una insatisfactoria existencia, por fin superada. El examen <strong>de</strong> algunos<br />
casos análogos me ha permitido arrojar alguna luz sobre <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> este género. Recién<br />
doctorado, trabajé algún tiempo en un instituto químico, sin a<strong>de</strong>lantar lo más leve en las<br />
cuestiones científicas en él estudiadas, razón por la cual no me ha sido nunca grato ocupar<br />
mi pensamiento <strong>de</strong>spierto con el recuerdo <strong>de</strong> aquella época <strong>de</strong> mis estudios, tan estéril<br />
como humillante para mi amor propio. En cambio, sueño con gran frecuencia hallarme en<br />
el laboratorio, don<strong>de</strong> efectúo análisis, me suce<strong>de</strong>n diversas cosas, etc. Estos <strong>sueños</strong> son tan<br />
displacientes como <strong>los</strong> <strong>de</strong> examen y nunca muy claros ni precisos. En la <strong>interpretación</strong> <strong>de</strong><br />
uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> recayó, por fin, mi atención sobre la palabra «análisis», que me proporcionó la<br />
clave <strong>de</strong> su inteligencia.<br />
Después <strong>de</strong> aquella época he llegado a ser un «analítico» y efectúo «análisis» que<br />
son muy alabados, aunque claro es que no análisis químicos, sino psicoanálisis. De este<br />
modo se me hicieron ya comprensibles tales <strong>sueños</strong>. Cuando el éxito <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong><br />
análisis me ha enorgullecido durante el día y me siento inclinado a vanagloriarme <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
gran<strong>de</strong>s progresos realizados en tal materia, me presenta el sueño, por la noche, aquel<strong>los</strong><br />
otros análisis en <strong>los</strong> que fracasé y que no me dan ciertamente motivo ninguno <strong>de</strong> orgullo.<br />
Trátase, pues, <strong>de</strong> <strong>sueños</strong> primitivos que castigan al parvenu, como <strong>los</strong> <strong>de</strong>l oficial <strong>de</strong> sastre<br />
que ha llegado a ser un festejado poeta. Pero ¿cómo es posible que el sueño, situado ante el<br />
conflicto entre el orgullo <strong>de</strong>l parvenu y la autocrítica, se ponga al servicio <strong>de</strong> esta última y<br />
tome como contenido una advertencia razonable, en lugar <strong>de</strong> una ilícita realización <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>seos? Ya indiqué antes que la respuesta a esta interrogación entraña no poca dificultad.<br />
281